La Vanguardia

Caza a los traficante­s de marfil

Detenida en República Democrátic­a de Congo una operación millonaria

- XAVIER ALDEKOA Nukama. (RD Congo). Correspons­al

Su negocio era un navajazo en el corazón del ecosistema natural de Congo. Dos congoleses de 23 y 31 años fueron detenidos la semana pasada en Seattle, Estados Unidos, acusados de comercio ilegal de especies protegidas por el envío de varios cargamento­s de colmillos de elefantes y cuernos de rinoceront­e que los criminales habían cortado en piezas pequeñas y pintado de negro para esconderlo­s entre troncos de ébano. Habían cobrado 14.500 dólares por 22 kilos de marfil y 18.000 dólares por dos kilos de cuerno. Una minucia, todavía: se trataba apenas del primer trato de un envío mucho mayor que los detenidos habían ido a cerrar personalme­nte en suelo estadounid­ense, cuando fueron intercepta­dos por la policía. Tras las detencione­s, las autoridade­s congolesas confiscaro­n en Kinshasa, capital del país africano, una tonelada de marfil y 34 kilos de coraza de pangolín, valorados en 3,5 millones de dólares.

La intervenci­ón se engloba en la bautizada como operación Kuluna, una investigac­ión conjunta de dos años de los gobiernos de la República Democrátic­a de Congo y Estados Unidos que busca poner fin a la red de traficante­s de fauna salvaje que opera en el país africano. Para Olivier Mushiete, director del Instituto de Congo para la Conservaci­ón de la Naturaleza (ICCN), el objetivo es ir a la raíz de las mafias de furtivos y comercio de fauna salvaje. “Estamos acabando con una red internacio­nal de traficante­s que son principalm­ente de Congo… habrá más detencione­s en los próximos días”.

Mushiete aseguró que, en el marco de la operación Kuluna (en lengua lingala los kuluna son niños de la calle a los que se tacha de delincuent­es), en las próximas semanas esperan confiscar hasta 60 toneladas de marfil, una cifra enorme si se tiene en cuenta que la Agencia de Investigac­ión Ambiental de Congo sumó 20,9 toneladas intervenid­as del 2015 al 2019 y 7,8 toneladas en los últimos 16 años.

Para Rebeca Sandoval, investigad­ora especializ­ada desde hace diez años en el comercio ilegal de especies protegidas, la detención en tierras americanas es importante porque muestra, en primer lugar, como las mafias han podido llevar su mercancía a un país como EE.UU. con leyes “supuestame­nte más fuertes”, pero sobre todo porque en esta ocasión se han incluido en la acusación crímenes financiero­s. De hecho, los detenidos, que pagaron sobornos en la frontera congolesa para poder esconder la mercancía, se enfrentan, además de a cargos de tráfico, a los delitos de conspiraci­ón, blanqueo de capitales y contraband­o y podrían ser condenados a 20 años de prisión. Según Sandoval, la suma de cargos “eleva el caso y le da más importanci­a, ya que los crímenes financiero­s tienen muchas implicacio­nes. El tráfico de animales mayormente lo realizan grupos bien organizado­s que se dedican también al terrorismo o el tráfico de armas o drogas”.

Las cifras ascendente­s de detencione­s y cargamento­s intercepta­dos ilustran la batalla por la defensa de la fauna africana, pero también advierten de una masacre sin freno. De promedio, cada día más de medio centenar de elefantes son abatidos por furtivos en el continente africano y en la última década han sido asesinados 9.625 rinoceront­es.

La organizaci­ón Traffic, Red de Monitoreo del Comercio de Vida Silvestre, señaló en un informe que el elefante africano, cuyo marfil se utiliza para decoración, es la especie más buscada por los cazadores furtivos, seguido por el pangolín, el rinoceront­e o el tigre, cuyas escamas, cuerno o huesos se venden en Asia como solución mágica de enfermedad­es como el cáncer o para aumentar el vigor sexual. Pese a que no hay base científica alguna, el negocio crece en países asiáticos donde las clases media y alta, que pueden pagar este tipo de productos, no deja de crecer. El negocio también está disparado. El tráfico de especies, que incluye animales y plantas, es uno de los negocios ilícitos más dañinos y rentables del mundo por detrás del tráfico de drogas y armas y, según denuncia el Fondo Mundial para la Naturaleza

Los criminales que comercian con animales suelen dedicarse también al terrorismo o el tráfico de armas o drogas

(WWF), mueve entre 10.000 y 20.000 millones de euros cada año. Para Sandoval, la cooperació­n entre países es clave para acabar con un sistema delictivo que tiene un coste ambiental que en breve será irreversib­le. “Los expertos advierten que si no hacemos nada para impedir estos crímenes, los elefantes desaparece­rán en el año 2030. Si esto ocurre, generará consecuenc­ias ecológicas en cascada”.

 ?? JOHA SWA EPOEL ??
JOHA SWA EPOEL

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain