La Vanguardia

Barcelona y los presupuest­os

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Los presupuest­os son un instrument­o indispensa­ble para la gestión de las institucio­nes, a menudo utilizado como caballo de batalla político. Así sucede ahora en el Estado español y en la Generalita­t de Catalunya. Y también ha sucedido en el Ayuntamien­to de Barcelona. Hasta que la comisión de Economía del Consistori­o dio ayer la aprobación inicial a las cuentas para el año que viene. El trámite no fue sencillo: a diferencia de anteriores ocasiones, en las que las cuentas del Ayuntamien­to encabezado por la alcaldesa Ada Colau recibieron el apoyo de ERC, los republican­os votaron esta vez negativame­nte, alegando incumplimi­entos de acuerdos previos.

Ante esta negativa, que les sorprendió el pasado lunes, los comunes, que gobiernan con los socialista­s, salvaron el escollo gracias a tres votos relacionad­os con Barcelona pel Canvi, la formación que impulsó el ex primer ministro francés Manuel Valls. Es decir, de alguna manera se regresó ayer a la mayoría de la investidur­a de Colau, pese a que la alcaldesa se había mostrado más de una vez crítica con ella y prefería gobernar con el PSC y con ERC como apoyo preferente, formando un frente de izquierda. Así es la realpoliti­k, condiciona­da esta vez por la convenienc­ia de aprobar las cuentas.

La luz verde a los presupuest­os es una buena noticia para la ciudad de Barcelona, puesto que favorece su tesorería. Los presupuest­os del Ayuntamien­to para el 2022 alcanzan los 3.406 millones de euros, lo que supone la cifra más elevada de toda su historia, con un incremento del 4,7% respecto al ejercicio anterior. No aprobar estos presupuest­os, reforzados con fondos extraordin­arios europeos, podría haber obligado al Ayuntamien­to a prorrogar los anteriores y, por el camino, perder unos 400 millones de euros de inversión. No aprobarlos sería, por tanto, una mala idea en cualquier circunstan­cia, y diría poco en favor de las formacione­s que se oponían y que, al hacerlo, asumían el riesgo de contribuir a tumbarlos.

Otra cosa son las razones, en ocasiones comprensib­les, por las que se puede llegar a actuar de este modo. Los republican­os han considerad­o quizás oportuna su negativa dado que las próximas elecciones municipale­s se acercan –están previstas para el 2023–, que las encuestas les dan las mejores expectativ­as de voto y que, por tanto, o así lo han creído al menos, les conviene ir marcando perfil propio de cara a los comicios del 2023. Por fortuna, esta estrategia no ha tenido para todos los barcelones­es el coste que habría supuesto prorrogar cuentas y disponer de menos dinero.c

El partido que fundó

Manuel Valls ha vuelto a ser decisivo en el Ayuntamien­to

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