Nadadoras que compiten en 100 metros libres
El anuncio de que el Club Natació Barcelona organizaba una carrera reservada para chicas suscitó mucho interés. Un domingo de agosto favorecía la asistencia numerosa, aunque el principal motivo era la curiosidad despertada por una competición femenina.
No suponía una novedad estricta, pues a buen seguro que no era la primera vez que se convocaba en Barcelona una prueba de tales características.
En este sentido el Club Natació Barcelona era un pionero que alardeaba de valentía al no temer adoptar usos y costumbres que en aquellos tiempos podían escandalizar.
No fue de extrañar que, en su propósito de infundir el convencimiento de que saber nadar formaba parte de una formación cultural, no tardara en considerar que también había de ser incorporada la mujer. No hacerlo, habría supuesto una exclusión contraria a los principios que inspiraron la fundación de tan respetada, ejemplar y popular entidad.
Y desde un buen principio surgió en el club la iniciativa de estimular la participación femenina en la natación y también en las competiciones; era Emili Solé Brufau, un socio singular, quien destacó como animoso y protector.
La carrera de 100 metros libres con un viraje fue ganada con poca emoción, pues Mercè Ribalta se impuso con claridad al sacarle a su inmediata seguidora Rosita Bulbena nada menos que doce metros. Sospecho que la ganadora y su hermana Clementina eran familia de Tomàs Ribalta, el propietario de los Banys de Sant Sebastià, instalación que adquirió un bien ganado renombre.
En la crónica publicada se destacaba el bello estilo y el denuedo exhibido por las “señoritas”, término que no se empleaba en plan de igualdad en las carreras masculinas, pues no se escribía: “Señoritos”.
Lo que destaca es esa extensa vestimenta. Aparte de la incomodidad y el calor que había de provocar bajo el sol de justicia de agosto, tan pronto como se empapaba el traje no facilitaba el movimiento y pesaba.
Pero una cosa era nadar, otra cosa era organizar y participar en carreras y muy otra conseguir que se modificaran los estatutos para que el Club Natació Barcelona pasara a ser mixto y la mujer pudiera nadar, competir, pero también ser socia en igualdad de condiciones. Hubo que aguardar aún unos años para conseguirlo, hasta que en la asamblea general de 1924 se logró que ganara por fin el sí.
El Club Natació Barcelona fue pionero en apoyar la natación para las chicas