La Vanguardia

Vibrante y dramático LUIS BUXERES

El Barça recupera el liderato ganando al CSKA en un duelo lleno de alternativ­as y en el que Mirotic y el Palau fueron decisivos

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El CSKA anotó 8 triples en el tercer cuarto pero los blaugrana reaccionar­on en un último cuarto mágico

Por primera vez en más de dos años el Palau volvió a ganar un partido. Maldita pandemia. La afición blaugrana, sin olvidar el liderazgo de Mirotic, propulsó a su equipo a un vibrante y dramático triunfo que le permite recuperar el liderato de la Euroliga. Fue una noche para enmarcar en la que el CSKA empezó teniendo el partido perdido, luego lo tuvo en sus manos y lo acabó cediendo superado por un ambiente que recordó a las mejores noches del Palau. No fue brillante el juego blaugrana pero el marcador final debe servirle para olvidar las dudas y mirar el futuro con optimismo.

Que el primer cuarto acabara con un paupérrimo 13-13 hacía imposible presagiar la emoción que irrumpiría más adelante. Las canastas de Jokubaitis, fruto del talento y no de la pizarra, mantenían al Barça a la altura de los rusos. Estaban demasiado lastrados los de Itoudis con sus fallos en los triples (2/12 al descanso) –cómo cambiaría la cosa después–, incapaces de agujerear la red desde el exterior, agarrados a su poderío físico que les daba superiorid­ad en el rebote y segundas y terceras oportunida­des. Era un trabajo a destajo el de todos los jugadores blaugrana en cada rebote, intentando cerrar como podían, pero perdían la batalla.

El Barça intentó acelerar en el segundo cuarto y en cuanto vio que el CSKA no le seguía el ritmo, atorado en ataque de manera muy evidente, pisó más fuerte. Enseguida cogió las primeras diferencia­s. Calathes era un incordio para los moscovitas y, encima, empezaba a conectar con Mirotic, que poco a poco iba asomando la cabeza por el Palau. Cinco puntos seguidos del montenegri­no dieron la máxima a los blaugrana (33-24, minuto 19). Y es que no solo anotaba el Barça con más facilidad, su defensa también había empezado a funcionar y el sonido de la bocina indicando el final de la posesión del CSKA se oía con frecuencia.

Kuric estrenó la segunda parte con un triple (41-27) que destapó la caja de los truenos... ¡rusa! La reacción del CSKA fue furibunda, capaz de voltear el marcador con un fusilamien­to de triples inaudito. Hasta ocho anotaron en el tercer parcial, incluyendo seis en menos de cinco minutos que cimentaron un brutal parcial de 4-24. Voigtmann y Shengelia estaban desmontand­o al Barça con una facilidad pasmosa. De manera inverosími­l, Grigonis, con un triple, por supuesto, estiró hasta el 51-60 con el que se inició el último cuarto.

Tenía trabajo Jasikevici­us si no quería sumar una nueva derrota. Vaya si lo tenía. Calathes se lesionó nada más empezar y complicó aún más la misión blaugrana, aunque luego volvería al parquet. Sin él en pista, el Barça firmó un 11-0 para empezar que le devolvió al mando del partido. Había enloquecid­o la noche e incluso los árbitros se vieron desbordado­s por el ambiente con alguna decisión discutible en contra de los rusos. Fue en esos momentos decisivos cuando Mirotic dio un paso adelante y señaló el camino del triunfo. El montenegri­no, además, fue el último en abandonar la pista. Lo hizo señalándos­e el escudo de su camiseta y haciendo temblar a un Palau que había recuperado su mejor esencia. Bienvenida.

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ENRIC FONTCUBERT­A / EFE
Shengelia y Smits pugnan con todo por la pelota ENRIC FONTCUBERT­A / EFE

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