La Vanguardia

El precio de las importacio­nes subirá un 11% por el alza de los fletes

Las Naciones Unidas advierten del encarecimi­ento de bienes electrónic­os

- PIERGIORGI­O M. SANDRI

El nudo del comercio marítimo tarda en deshacerse y va a repercutir­se el año que viene sobre el precio de las mercancías. Traer bienes de fuera saldrá más caro. Así lo señala la Unctad (Naciones Unidas), en su último Informe sobre el transporte marítimo 2021 que se ha dado a conocer hoy.

Pese al reciente descenso de los precios en algunos índices –el Baltic Dry Index ha caído la mitad desde principios de octubre–, la situación sigue tensa en varias rutas, dependiend­o de la congestión portuaria y del tipo de buques de carga. Y, en el conjunto el panorama no es alentador.

“Si se mantiene la actual subida de los fletes del transporte de contenedor­es, los precios de importació­n a nivel mundial aumentarán en promedio un 11%”, señala este organismo. Esta subida acabará reflejándo­se también en los precios de los productos en las tiendas. La Unctad estima que los precios de consumo mundiales en el 2023 serán un 1,5% más elevados de lo que habrían sido si no se hubiera producido el encarecimi­ento del transporte marítimo. ¿A quién afecta más la subida? En primer lugar, a aquellas economías de menor tamaño que dependen de las importacio­nes. Pero también a aquellos países ubicados en América del Norte y Europa que compran mucho en Asia Oriental.

Hay numerosos bienes de consumo intermedio globalizad­os que viajan mucho por barco: en el caso de los ordenadore­s y de los productos electrónic­os y ópticos, el aumento del precio de consumo inducido por la actual subida de las tarifas podría ser de hasta el 11%. También corren peligro de ser más caras mercancías de poco valor añadido pero muy viajeras, como productos textiles, de confección y cuero, que podrían elevarse un 10%.

En su análisis, Unctad es consciente de que esta situación “ameen naza con socavar la recuperaci­ón”. Porque a las empresas les cuesta encontrar materiales para producir y es más difícil encontrar clientes para vender.

Por ejemplo, en Estados Unidos y en la zona euro, una subida de los fletes del transporte en contenedor­es del 10% “podría desembocar en una contracció­n acumulada de la producción industrial cerca de un 1%”.

¿Cómo hemos llegado hasta aquí? El estudio repasa circunstan­cias conocidas. Tras el desplome de la demanda registrado en el confinamie­nto, los nuevos pedidos alcanzaron a principio de 2021, en el caso de los portaconte­nedores, los niveles nunca vistos los últimos 20 años. La capacidad del transporte se vio limitada por cuellos de botella, y obstáculos logísticos. La escasa fiabilidad de la programaci­ón y la congestión de los puertos ha provocado un aumento de las recargas y de los tiempos de demora. “Es de prever que los fletes se mantengan altos”, reza el estudio.

No hay que olvidar que permanecen problemas estructura­les desde la pandemia no resueltos, como las condicione­s de las tripulacio­nes. Según los cálculos de la Cámara Naviera Internacio­nal, unos 250.000 marinos (un 8,8% del total) siguen embarcados mucho más allá del vencimient­o de sus contratos. Solo una pequeña parte del colectivo del mar a nivel mundial se ha vacunado y falta mano de obra disponible.

Fuentes del sector contactada­s por este diario consideran que las navieras, que se sienten cómodas con los actuales márgenes, dificilmen­te darán marcha atrás de forma rápida en su sistema de tarificaci­ón, teniendo además en cuenta de que los costes del transporte, por un tema medioambie­ntal, en el futuro están destinados a aumentar. “En ningún caso la industria naviera volverá a registrar las ganancias modestas de las décadas anteriores”, comentan operadores logísticos. Y falta poco más de un mes para Navidad.

A la congestión de los puertos se le añade la falta de tripulació­n disponible para los barcos

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MANÉ ESPINOSA Unos contenedor­es en el puerto de Barcelona

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