La geografía se venga
El refranero –nunca es tarde si la dicha es buena– a veces es cuestionable. La política llegó tarde y con los pies a rastras a la apuesta por el corredor mediterráneo. Antes fueron los empresarios y Europa los que defendieron la infraestructura.
La visión de una España centralizada y radial venció en el primer asalto con los gobiernos de José María Aznar, cuando la integración europea era tímida y se ejercía a través de los estados, pero la geografía se cobra su venganza (Kaplan), y hoy la Unión Europea ha colaborado para que el proyecto sea una realidad en esta década.
Ayer lo recordaba uno de sus firmes defensores, Josep Vicent Boira, comisionado del corredor mediterráneo, en la presentación de La Via Augusta del segle XXI. El corredor mediterrani contra l’espanya radial (Pòrtic), en la Casa Seat de Barcelona. Estuvo acompañado por Enric Juliana, director adjunto de La Vanguardia. También se apuntó a la cita la consellera de Acció Exterior i Govern Obert, Victòria Alsina, que clausuró el acto.
“No es solo ferrocarril, es un vector de comunicación muy importante”, aseveró Boira, que desveló que la infraestructura se concibió en un primer momento como un instrumento económico para mejorar la economía y la competitividad en un contexto de crisis. Pero hoy la idea va más allá
El corredor mediterráneo fue una iniciativa pionera para repensar los mapas
y tiene también repercusiones ambientales o ayuda a conectar con Europa, entre otras.
Y si hay que darle una lectura política, este corredor fue una iniciativa pionera para “repensar los mapas” en un momento en que algunas tensiones son entre el centro y la periferia –la España poblada y la España despoblada– en cuestiones como la financiación.
En esa lógica, sostuvieron Boira y Juliana, también entran otros elementos como los recursos energéticos y la electricidad. “Más que un tren, es una lógica de interconexión”, concluyó el geógrafo valenciano, que lanzó una idea: corredor mediterráneo del gas.c