El coraje de saber parar
Se ha de ser muy valiente para salir al foro público y reconocer ante todo el mundo que no puedes seguir el ritmo loco de vida que llevas y que prefieres redirigir tus pasos de otra manera. La exigencia de una sociedad donde se prima el triunfo a toda costa lleva a vivir situaciones de ansiedad que se anteponen a la libre decisión de hacer no lo que todo el mundo espera de ti, sino hacer lo que realmente uno tiene ganas de hacer.
Por eso hay que elogiar el paso dado ayer por Elsa Artadi, que decidió dejar no solo la batalla por la alcaldía de Barcelona, sino también todos sus cargos de representación en el municipio y en su partido, Junts. “No puedo más, no tengo energía para continuar”, afirmó ayer con voz entrecortada por la emoción.
Cuántas personas en una situación similar no tienen el coraje suficiente para renunciar a una determinada presencia pública, al lucimiento de un alto cargo o, incluso, a las satisfacciones de un buen salario, por el miedo a que se les pueda considerar que han fracasado en el competitivo mundo laboral. Lo que suele suceder es todo lo contrario, dirigentes quemados y cansados que
Director no se dan cuenta de su situación y que se esfuerzan en seguir en sus cargos pese al sufrimiento que les cuesta a ellos y a quienes les rodean.
Artadi se va sin hacer ruido y sin criticar a nadie. Algo inaudito. Las razones íntimas de la decisión solo las conoce ella y cualquier especulación es gratuita. Ahora habrá quien recordará el famoso síndrome del burn-out, también conocido como el del trabajador quemado, que hace referencia a la cronificación del estrés laboral, que se manifiesta en un estado de agotamiento físico y mental. Pero esto es secundario. Lo llamativo es que un personaje público se apee así del tren de la política, sin mediar causa de derrota electoral o algún conflicto relacionado con su actividad. Simplemente, porque cree que en la vida hay otras prioridades que son más importantes que seguir el estresante ritmo de la actividad política. No todo se reduce a fama, poder y dinero. Elsa Artadi ha escogido paz y estabilidad emocional.
Bravo por el paso.