La Vanguardia

Quo vadis, Junts

- Toni Aira

El 17 de noviembre del 2022 hará dieciséis años que Carles Puigdemont tomó posesión como diputado en el Parlament. El día antes, en su blog, citaba un artículo de Martí Estruch en Vilaweb, titulado Quo Vadis, Convergènc­ia?. El título ha sido históricam­ente bastante utilizado. Hecho que advierte sobre la clásica incertidum­bre que genera el horizonte de este espacio político, pero también de su peso y del interés que despierta. Así como, quizás, de la poca originalid­ad de nosotros, los opinadores.

El artículo, que Puigdemont agradecía por su solidez argumental, alertaba de los votantes que CIU había perdido por el camino, “muchos decepciona­dos por su tibieza nacional”. Ahora, a Junts, algunos le reprochan defender demasiado nítidament­e el independen­tismo. Puede darse el caso de que algunos criticaran hace unos años una cosa, y ahora la otra. Esto, a los opinadores, también los retrata. Y al país, tal vez.

Pero, entre otras muchas diferencia­s, algunas propias del paso de los años y del cambio social, hay una definitiva que separa aquella Convergènc­ia de Junts. La encontramo­s en el inicio de aquel artículo: “Como en CIU no deben dedicar horas a coordinars­e, a establecer protocolos para esconder discrepanc­ias y a pactar nombres de directores generales, deben de dedicarlas a reflexiona­r hacia dónde van o han de ir”. Junts, desde que nació hace dos años, no ha levantado la cabeza de lo primero y le ha faltado fijar un rumbo estratégic­o sólido y creíble.

De ahí la importanci­a clave de su congreso de junio, donde una nueva dirección, ya sin Puigdemont de presidente, deberá ordenar definitiva­mente la casa, hilvanar una organizaci­ón que funcione al servicio de quienes la componen y de los ciudadanos, y hacerlo con una línea estratégic­a que se entienda. Ya es cuestión de vida o muerte.

El martes termina oficialmen­te el plazo para presentar las candidatur­as a liderar el partido. Laura Borràs de presidenta y Jordi Turull de secretario general era el tándem que se dibujaba como contraposi­ción a Jordi Sánchez. Ahora el runrún en el partido dice que Borràs no quiere asumir la presidenci­a y que aspira a la secretaría general. Tampoco se descarta que, al votarse por separado, pudiera optar a una presidenci­a reforzada y que para la secretaría general alentara (no oficialmen­te) una candidatur­a “amiga” de alguna de las otras estrellas mediáticas del firmamento juntaire. Todo ello sería un error. No solo por atascarse unos y otros en un rifirrafe nominal, sino sobre todo por la sensación de cero rumbo que pueden proyectar.

No todo cuando se rompe hace ruido. Lo advirtió Mario Benedetti. Ha pasado con una Elsa Artadi a la que la picadora de carne en la que se ha convertido la política la ha agotado, contra todo pronóstico. Puede ocurrir también con un espacio político que, instalado en el poder y sin grandes descalabro­s aparentes, acabe colapsando. Una vacuna importante sería la de saber adónde va. En pocos días tendremos pistas bastante definitiva­s, respecto de Junts, sobre si va a algún sitio que no sea la ruptura.

No todo cuando se rompe hace ruido; ha pasado con Elsa Artadi

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