Hollywood, para bien y para mal
La tercera temporada de La noche D (TVE) ha empezado con un cambio de presentador (sale Dani Rovira, entra Eva Soriano) que ha mantenido unos discretos índices de audiencia y unos contenidos que parecen renunciar a cualquier esfuerzo de originalidad. Los tres minutos finales recuperan una de las inscripciones que más se echan de menos en televisión, el aviso de “música y voz en directo”. Malú cantó una canción con la presión visual de los créditos del programa desfilando en toda pastilla y transmitiendo la sensación, tan típica de los bares, de empezar a cerrar cuando aún quedan clientes sedientos. Criminalizada si no sirve de pretexto para una concepción competitiva de talent show, la música a secas es una excepción. En formatos generalistas, la vemos en Preguntes freqüents (TV3) y deberemos esperar al final de La noche D para saborearla.
LA LOTERÍA DEL CINE. Hollywood ha creado una mitología propia, que alimenta episodios de grandeza y de gloria y abismos de fracaso y autodestrucción. Ahora Netflix propone el documental El misterio de Marilyn Monroe, que recopila cintas con horas y horas de conversaciones con testimonios que modifican la percepción de la muerte de la actriz. Es una historia conocida pero las imágenes recuperadas son interesantes y actualizan la parte del mito que conservamos en la memoria, incluso el contexto que explotó Terenci Moix en El día que murió Marilyn. En Paramount+, más Hollywood: una serie de diez capítulos sobre la historia del rodaje de la película El Padrino. El carisma del productor Robert Evans y del director Francis Ford Coppola confrontado a la rabiosa reacción de la mafia, que acaba aceptando el componente de herejía de un proyecto que, al final, pasó a la historia.
EXPLICAR EL HUMOR. Kike García, de El Mundo Today, aparece en Un país para reírlo (La 2), entrevistado por Goyo Jiménez. Este episodio se centra en el humor en las redes y Jiménez comete el error de querer ser divertido en cada pregunta cuando quizá debería centrarse en la eficacia de una conversación forzosamente fragmentada. García no decepciona y recuerda que lo que hacen él y su socio Xavi Puig tiene poco que ver con una relectura de las fake news sino con el periodismo satírico –espléndido en su caso– de toda la vida.c