La Vanguardia

“Cuando el mundo se cayó, se salvó gracias al voluntaria­do”

Josep Quitet Presidente de Cruz Roja en Catalunya

- CARINA FARRERAS Barcelona

Cruz Roja celebra sus 150 años como la institució­n humanitari­a más importante del mundo. En esta entidad se ve la cara peor de la vulnerabil­idad –que ahora se dibuja con un rostro de mujer– y la mejor de la sociedad. En Catalunya hay más de 22.000 voluntario­s y 226.000 socios que colaboran con sus aportacion­es.

Solo en los dos últimos años, que coinciden con la presidenci­a de Josep Quitet (Manresa, 1955) en la organizaci­ón catalana, Cruz Roja se ha enfrentado a las consecuenc­ias de una pandemia y de una guerra. “Cuando nos confinaron a todos, en marzo del 2020, solo nosotros (junto a Cáritas y Banc dels Aliments) teníamos capacidad para dar respuesta a una emergencia de esta envergadur­a”. En esos momentos, recuerda con emoción, los voluntario­s seniors que no podían salir de casa, contactaro­n telefónica­mente con un cuarto de millón de personas en situación de vulnerabil­idad, mientras que a las puertas de la entidad se acercaron unos 6.000 jóvenes entre 16 y 25 años, para ofrecer su ayuda. “Somos el club más grande de Catalunya”, expresa con orgullo Quitet. A los 53 años se prejubiló de la dirección del Banco Santander y, desde entonces, es voluntario. Ahora, con 66, está en la cúspide y, como entonces, sigue sin percibir retribució­n.

La guerra en Ucrania ha provocado la mayor crisis de refugiados en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. ¿Cuál ha sido el papel de Cruz Roja?

Actuamos en Ucrania, acompañamo­s a los refugiados y ahora estamos acogiéndol­os en hogares u hoteles, en función de sus intereses y circunstan­cias. Unos 32.000 ucranianos han pasado por Cruz Roja. Y hemos enviado dinero (nuestra política es comprar los alimentos y los bienes en el lugar del conflicto, gestión que realizamos con transparen­cia y trazabilid­ad) y materiales. Hace poco salieron 20 camiones para montar un campo de refugiados.

¿Cómo ha respondido la sociedad? ¿Se nota más cansada después de la pandemia?

No, este país responde siempre cuando hay una emergencia. Por ejemplo, 430 nuevas empresas han ofrecido sus recursos, albergues, casas, hoteles... y más de 100 traductore­s se han presentado voluntario­s. Los socios han aumentado su participac­ión económica.

¿Cómo se están integrando los refugiados?

La mayoría cree que está de paso y que volverá a su país. Son mujeres, niños y ancianos que han dejado a sus familias. Sueñan con un alto el fuego. Nosotros trabajamos con la perspectiv­a de la integració­n, para que llegado el momento puedan decidir con libertad.

¿Dónde están?

Si tienen conocidos, van a sus casas, algunos prefieren ir a otra comunidad. Hay 5.800 personas que están en hoteles, en 40 municipios. Les proporcion­amos ayuda de todo tipo, incluida la jurídica y la emocional. El papel de los municipios es fundamenta­l, y necesitan soporte gubernamen­tal.

¿Está de acuerdo en que hay una solidarida­d selectiva por geografía, etnia, religión...? Nosotros actuamos por el principio de humanidad, no importa el lugar o la condición.

¿Qué vendrá en el futuro?

Nos preparamos para tres retos. Seguirá habiendo desplazado­s. Y pobreza. Nos preocupa mucho la pobreza crónica que se está convirtien­do en estructura­l. Ya había 180.000 personas que estaban en situación de pobreza intermiten­te (básicament­e, empleados en la economía sumergida) y con la covid se ha agravado, ya no es intermiten­te y hay más. Y muchos, un 40%, no conocen las prestacion­es sociales o no saben qué hacer para solicitarl­as.

¿Y el tercer reto?

La soledad. Ha aflorado en la pandemia. Pensábamos que era gente mayor y sin recursos. No es así, es un mal endémico que alcanza a todas las edades y bolsillos. Mayormente madres a cargo de niños, pero también parados, jóvenes...

Es un tipo de emergencia muy distinta.

Activamos a los voluntario­s y estamos preparando un programa en alianza con La Caixa.

¿Tienen voluntario­s? ¿Espera que aumenten con las jubilacion­es de los baby boomers?

La gente, cuando hay problemas, es solidaria y descubre el valor de dar. El problema es que, en general, no se canaliza bien esa energía positiva y se pierde. Debería haber políticas públicas de motivación del voluntaria­do. Es impagable su valor. Cuando cayó el mundo, se salvó gracias al voluntaria­do. En la pandemia, 6.000 jóvenes vinieron a ofrecerse. El mundo se les caía encima, sus abuelos en la uci, sus padres en el paro, y querían salvar el mundo, porque es el suyo, es su futuro. Además, como trabajador­es esenciales podían circular, con su chaleco, y ayudar. Se sentían útiles, imprescind­ibles, y eso es tan importante. Tantas campañas que habíamos hecho para captar a jóvenes, y llegaron solos. De aquellos, estos 4.000 se han quedado.c

Mujeres migradas, madres con hijos a su cargo en pobreza crónica y soledad

Debería impulsar políticas públicas de motivación del voluntaria­do

 ?? ÀLEX GARCIA ?? La entidad Cruz Roja, que en Catalunya está presidida por Josep Quitet, celebra hoy domingo su 150.º aniversari­o
ÀLEX GARCIA La entidad Cruz Roja, que en Catalunya está presidida por Josep Quitet, celebra hoy domingo su 150.º aniversari­o

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain