Brotes verdes en la Iglesia
Asistir a misa resulta un tanto deprimente en una gran parte de las parroquias de este país si se observa simplemente el número y las características de los asistentes. En muchos casos son pocos y casi todos de edad avanzada. Siendo verdad lo anterior, centrarse solo en ello para calibrar el estado de la Iglesia no es una valoración totalmente objetiva. En primer lugar, porque los creyentes sabemos, tenemos el absoluto convencimiento, de que lo fundamental en la acción de la gracia no son los hombres y los medios humanos, sino la intervención del propio Dios, que actúa de manera bien distinta a nuestros parámetros. Él dará la vuelta a la situación de decadencia cuando lo considere conveniente y en formas que no podemos siquiera intuir. En lo valorable con criterios meramente humanos, de otro lado, no deben olvidarse numerosas iniciativas y grupos muy dinámicos que están insuflando nuevas energías. Hay brotes verdes, aunque no siempre se vean. Empezando por algo tan poco ruidoso como asumir que no puede haber vida cristiana sin oración, y han aumentado en los últimos tiempos las velas eucarísticas como ejemplo concreto de ello.
En la provincia de Barcelona hay ya seis o siete iglesias con Adoración Perpetua, y son muchas más en ciudades como Madrid. O, también, la Oración de Madres. Disminuyen las personas que se declaran cristianas y que practican, cierto, pero quienes continúan suelen ser mucho más conscientes y responsables, con una fe asumida personalmente y no derivada solo de la costumbre o la tradición. Sacerdotes dinámicos y seglares implicados están vitalizando bastantes parroquias. Algunos obispos, religiosos o laicos, están presentes en las redes sociales. Ahí tenemos, como ejemplos permanentes, al obispo Munilla, los comentarios del Evangelio del día realizados por diversas personas e instituciones, o invitaciones cotidianas a la oración como los Diez minutos con Jesús impartidos por sacerdotes jóvenes y que cualquiera puede seguir incluso viajando en coche o en el metro. No olvidar tampoco los numerosos movimientos, unos recientes y otros no tanto, con un número elevado de fieles comprometidos que canalizan mucha fuerza dinamizadora de la Iglesia y muestran el protagonismo de los laicos. Ahí están desde la Prelatura del Opus Dei hasta una serie de movimientos u organizaciones como el Camino Neocatecumenal, los Legionarios de Cristo, Comunión y Liberación, Focolares, Renovación Carismática, Schönstatt, Adoración Nocturna, Cursillos de Cristiandad, Legión de María, Comunidad de San Egidio, Equipos de Nuestra Señora… sin olvidar núcleos jóvenes en alza como Hakuna. Se podrían sumar otros apenas existentes en España, pero vivos en otros países, como la Milicia de la Inmaculada (la fundó Maximiliano Kolbe), Milicia de Jesucristo, Fraternidad de Santo Tomás de Aquino, Foyers de Charité, Couples for Christ, y muchos más. Algunos cristianos, además, se movilizan para estar presentes en la vida pública en uno u otro campo. Ahí están One of us, la ANCP, la Alternativa Cultural Cristiana y otros. No. La Iglesia en España o en Catalunya no es un erial como puede parecer a primera vista, sino un tronco añejo cuajado de brotes verdes. Cada uno de los movimientos tiene su propio carisma, dinámica y formas de actuar, pero resaltaría una característica común en muchos de ellos: recuerdan mucho a los primeros cristianos. Estos cambiaron el mundo, aunque no tuvieran el poder.
Hay diversos movimientos que recuerdan a los primeros cristianos