A las puertas del paraíso

Polémica durante la presentación del proyecto de puertas que el Liceu instalará en el soportal que da acceso al teatro. Las ha concebido Jaume Plensa, pero la polémica no tiene que ver con el hecho de que haya sido él el artista escogido sino con las declaraciones que hizo el director artístico del teatro, Víctor Garcia de Gomar: “En un espacio que es el paraíso, el Gran Teatre del Liceu, coincide que en la puerta a veces hemos encontrado el infierno. Entonces, buscando una analogía, había que proteger ese espacio para no ser cómplices de muchas cosas que pueden pasar aquí, desde gente pinchándose heroína, gente durmiendo porque no tienen otro lugar... Y pedimos al Ayuntamiento que puedan ir a otro lugar. Pero cuando no quieren ir a otro lugar y se quedan aquí… Después, situaciones como violaciones, prostitución, etcétera. Creemos que es una situación difícil de sostener a las puertas del paraíso”.

El teniente de alcalde Jordi Martí le pidió una rectificación: “Ningún equipamiento cultural es el paraíso, es el espejo de lo que pasa fuera”. Garcia de Gomar se ha excusado en Twitter: “Pido disculpas si eso ha ofendido a alguien. A veces en el espacio interior del soportal se crea un espacio sombrío y poco salubre”.

Las puertas del Liceu serán, pues, un nuevo ejemplo de arquitectura hostil. Hablamos de ella cuando las sucursales bancarias pusieron pinchos en los vierteaguas para impedir que los sintecho durmieran allí, pero la práctica es antigua. En muchos soportales de iglesias pusieron vallas por el mismo motivo, y en el siglo XIX, en las ciudades, en las rinconadas construían relieves inclinados para que, si alguien intentaba mear, se salpicase. Incluso los contenedores de papel, vidrio o plástico actuales son una muestra de diseño hostil, con bocas pequeñas para evitar que la gente meta objetos grandes. La hostilidad está por todos lados. A ver si ahora el Liceu debería andarse con subterfugios.

Las puertas del Liceu serán un ejemplo de arquitectura hostil