La Vanguardia

Dos besos en la mejilla, ¿sí o no?

- Susana Quadrado

Entre todo lo malo que hemos recuperado de la vieja normalidad, está el regreso de los dos besos en la mejilla como saludo a las mujeres en el ámbito profesiona­l de quien se quiere dar a conocer. Ha sido quitarnos las mascarilla­s y que se nos caiga encima de nuevo un peso del que la covid nos había librado. Que un desconocid­o aproxime su mejilla a la tuya no representa solo que apoye ligerament­e sus labios en tu rostro sin que tú se lo ofrezcas o se lo pidas. Sino que en demasiadas ocasiones actúa como un repelente porque significa quedar en contacto con el olor de su aftershave, con la grasa de su piel o, peor, con un rastro de su saliva o con el bombazo de su aliento.

No acabo de entender por qué hay que rescatar esa convención social que tiene más de imposición que de costumbre para las mujeres. No deja de ser un sinsentido que esos dos besos que estallan contra la cara sigan resonando en los espacios laborales o profesiona­les en una sociedad que se quiere igualitari­a. Si vamos a representa­r de verdad los valores de la igualdad, entonces, señores, hagan el favor de extender su mano a una mujer para que se la estreche y dejen de buscar su mejilla como si la conocieran de toda la vida. La formalidad supone una mala excusa para devolverle a ese saludo una larga vida que no merece. Las raritas de este mundo, y somos muchas, creemos que un par de esos besos dobles de propina laboral al día superan la ración máxima de aguante que podemos asumir en una semana entera.

Y eso que una es muy de besuquear, pero solo cuando hay confianza y permiso. Aprecio demasiado mi círculo íntimo para tolerar según qué incursione­s. Seamos selectivas. Así sí vale recortar distancias, y abrazar, y que nos abracen. Ay, los arrumacos. Denotan más sinceridad, liberan emociones y armonizan energías.

¿Los besos?, que sean de verdad. Aquellos besos que nacen del cariño, de la amistad o de ambas cosas a la vez. Los otros, los besos que surgen de la pasión, sobre todo. Los que cronometra­n los latidos y llenan los pulmones de aire. Tiernos, lentos. Esos besos en los que te quedarías a vivir para siempre.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain