La Vanguardia

Decepción y permanenci­a

El Espanyol cae en Vitoria tras jugar con uno menos todo el segundo tiempo, pero certifica su salvación gracias a que el Mallorca no consigue ganar al Sevilla

- ROBERTO RODRÍGUEZ

Las matemática­s indicaban que el Espanyol necesitaba para salvarse un punto contra el Alavés o que el Mallorca no ganase al Sevilla. No fue por activa, ya que los de Vicente Moreno encajaron su duodécima derrota lejos de su estadio, motivada en parte por la expulsión de Yangel Herrera al comienzo del segundo tiempo en Medizorroz­a. Pero sí por pasiva, el Mallorca empató en Sevilla, cuando el equipo blanquiazu­l ya había abandonado el estadio. Los pericos confirmaro­n su salvación matemática, pero hasta esa alegría estuvo marcada por la decepción de la derrota este curso.

Se jugaba la vida el Alavés, con la soga al cuello desde hace jornadas, pero exhibió la bandera de la valentía el equipo de Julio Velázquez para enfrentar un partido caliente. Nada de miedo, ni tensión, ni pánico. Sin ambages ni complejos, imprimiero­n vértigo desde el inicio y cogieron con el pie cambiado al Espanyol, más contemplat­ivo que su rival por razones clasificat­orias. Los blanquiazu­les, como les suele suceder cuando juegan lejos del RCDE Stadium, tardaron en comparecer al duelo. Y de ello se aprovechó Miguel de la Fuente para abrir el marcador tras una combinació­n rápida y precisa entre Escalante y Joselu. El extremo superó a un Calero descolocad­o y batió a Diego López en su salida. Por si fuera poco, en la jugada siguiente Escalante perdonó el segundo con un disparo franco desde el punto de penalti que se marchó desviado por muy poco.

En diez minutos el Alavés ya había marcado uno y había merecido el segundo. En la banda Vicente Moreno se desgañitab­a para que sus hombres conservase­n el balón con cierto criterio.

No le dio tiempo, porque el partido supuraba peligro. Esta vez fue De Tomás el que provocó un pisotón de Tenaglia que el árbitro señaló como penalti tras una revisión de más de dos minutos. Sin carrerilla. Con tan solo un par de pasos, De Tomás envió el balón a la escuadra derecha de Pacheco y anotó su decimosext­o gol de la temporada.

En esos primeros minutos el partido fue de ida y vuelta, con más protagonis­mo de las áreas que del balón. Pero poco a poco el Espanyol logró imponer una cierta calma para establecer­se en campo rival. Vicente Moreno había dado continuida­d a los buenos minutos de Melendo y Melamed en la segunda parte frente al Osasuna, y con más talento resultaba más sencillo construir en tres cuartos de campo. A partir de entonces el Alavés llegó a balón parado, Miguel obligó a Diego López a estirarse con un gran remate, y al contragolp­e, Calero evitó un gol cantado de Miguel, de nuevo, tras un mal despeje, el enésimo, de Aleix Vidal.

Hacía los deberes el equipo perico al descanso. Pero todo se torció en la reanudació­n. A los 20 segundos, una falta absurda de Yangel Herrera en el centro del campo provocó que viese la segunda amarilla. El Espanyol jugaría todo el segundo tiempo con uno menos. Demasiadas dificultad­es para un equipo que llega con pocas pulsacione­s a este final de temporada. Trece minutos tardó el Alavés, que inclinó completame­nte el campo sobre la portería perica, en hacer el segundo. Escalante remató sin oposición un centro desde la frontal y llenó de esperanza a una afición necesitada de profetas. No tuvo opciones el equipo perico. Tampoco convirtió las que tuvo el equipo babazorro, que sigue soñando con el milagro de la permanenci­a.

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Barc l or Raúl de Tomás anotó su decimosext­o gol de la temporada frente al Alavés

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