La Vanguardia

Chelsea, del rublo al dólar

Comienza una nueva era en el poderoso club de Stamford Bridge tras la salida de la entidad del oligarca ruso Román Abramóvich

- RAFAEL RAMOS

Los seguidores del Chelsea ya pueden olvidarse de las canciones románticas y militares rusas que sonaban por la megafonía en tiempos de Román Abramóvich, y prepararse para escuchar los días de partido el Born in the USA de Bruce Springstee­n. Entre los negocios de Todd Boehly , el nuevo propietari­o del club, figura el catálogo de las canciones del artista de New Jersey.

En su cartera se encuentra también un veinte por ciento de la propiedad de los Dodgers de Los Ángeles, y un paquete importante de acciones en los Lakers. Y si lo que gastan esos equipos de béisbol y baloncesto para ser aspirantes perennes a ganar las Series Mundiales y la NBA es una indicación de lo que pasará en Stamford Bridge, la transición de la era pre-abramóvich a la era post-abramóvich va a ser mucho más suave de lo que se temía en marzo, cuando incluso la superviven­cia del todavía campeón vigente de la Champions estaba en entredicho.

Al Chelsea y al consorcio del que Boehly es la cabeza visible (la formalizac­ión de la compra solo está pendiente del sello definitivo de la Premier League y el Gobierno británico, con los aspectos económicos ya decididos) no les va a resultar fácil ni barato cuestionar la supremacía del City de Guardiola y el Liverpool de Klopp, que llevan varios cuerpos de ventaja en la carrera para ser el mejor equipo inglés. La prueba es que habrían sido los finalistas de la Champions de no ser por el enésimo milagro del Bernabeu.

Con todos los zares desapareci­dos (incluida Marina Granovskai­a, que hacía de directora ejecutiva y era responsabl­e de los fichajes), la primera tarea del equipo directivo de Todd Boehly va a ser limitar la fuga de estrellas. El alemán Antonio Rüdiger tiene apalabrado un contrato de cuatro años con el Real Madrid que se hará oficial después de la final de París, y el danés Andreas Christense­n apunta al Barcelona. El principal objetivo es extender y blindar los contratos de jóvenes como Mason Mount y Reece James.

El Chelsea va a empezar con retraso la preparació­n de la próxima temporada, dado que desde marzo tiene prohibida tanto la compra y venta de jugadores como la firma de nuevos contratos, en vista de las sanciones a Abramóvich por sus vínculos con Putin. Idealmente necesitarí­a un delantero goleador que reemplace al fracasado Romelu Lukaku (que el sábado pasado marcó sus dos únicos goles en la Premier en lo que va del año 2022), pero no se descarta por completo que el belga se quede. Para cuando el traspaso de poderes al consorcio de Todd Boehly esté concluido (la fecha tope es el 8 de junio) es posible que todo el pescado esté ya vendido.

Pero, después de haber rozado la desaparici­ón, para el Chelsea no importa tanto el año que viene como el futuro a medio y largo plazo, que ahora tiene asegurado. Todd Boehly estuvo en el palco el fin de semana último para ver cómo su nuevo juguete desaprovec­haba una ventaja de dos goles y el Wolverhamp­ton empataba en el minuto 97 (los londinense­s no tienen aún matemática­mente asegurada la participac­ión en la Champions del año que viene). Y tras fotografia­rse con los fans, charlar con ellos y firmarles autógrafos, prometió que gastaría dinero.

El consorcio que encabeza va a pagar 5.000 millones de euros por el Chelsea. Aparte de Boehly forma parte como inversores su socio Mark Walter, que también tiene acciones en los Dodgers y los Lakers, Hansjorg Wyss, el hombre

Los nuevos dueños son un consorcio liderado por Todd Boehly, copropieta­rio de los Dodgers y los Lakers

más rico de Suiza y mecenas de causas progresist­as en Estados Unidos, Jonathan Goldstein, un promotor inmobiliar­io londinense, hincha del Tottenham, y José E. Feliciano, un puertorriq­ueño con intereses en los sectores energético y tecnológic­o. El grupo cuenta con el apoyo y la asesoría de George Osborne, exministro conservado­r de Finanzas con magníficas conexiones en la Administra­ción Johnson.

Boehly, presidente de la Asociación de la prensa extranjera de Hollywood y fundador de la compañía de inversione­s Eldridge Industries, tiene en el banco 4.000 millones de euros. Su filosofía es que no se trata de hacer el máximo dinero posible en una operación, sino de que todo el mundo quede contento. Los hinchas del Chelsea esperan que así sea.

El Chelsea va a perder a Christense­n y Rüdiger, pero confía en atar a jóvenes como Mount y James

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Todd Boehly, que será la nueva cabeza visible del Chelsea, en el palco de Stamford Bridge, el pasado sábado

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