Rusia dice que responderá a la decisión de Finlandia con todo tipo de medidas
Moscú afirma que la ampliación de la OTAN “no hará el mundo más estable”
La OTAN no va a retroceder, como exigía Rusia a Occidente. Al contrario, va a seguir creciendo con nuevos miembros, temerosos de la fuerza militar que Moscú está aplicando en Ucrania. Mientras Finlandia y Suecia aceleran el paso para abandonar su neutralidad en un proceso que ya parece imparable, al Kremlin solo le queda protestar, redoblar sus advertencias y prepararse para la nueva situación. Ayer aseguró que la entrada de Finlandia en la Alianza será “indudablemente” una amenaza para su seguridad
y que Rusia se verá obligada a responder con medidas, entre otras, “técnico-militares”.
Dimitri Peskov, portavoz del presidente ruso, Vladímir Putin, afirmó que la expansión del bloque militar occidental no hará que Europa y el mundo sean más estables. “Una nueva ampliación de la OTAN no hace más estable ni más seguro el continente”, subrayó en rueda de prensa telefónica.
Las autoridades de Helsinki llevaban semanas anunciando el paso confirmado ayer, y en la capital rusa ya se lo esperaban. Pero no por eso deja de suponer un revés para el Kremlin. Desde la guerra de invierno (1939-1940), en la
que Finlandia perdió una parte importante de su territorio, incluida la ciudad de Víborg, a favor de la URSS, Moscú ha mantenido una relación cordial con Helsinki. Décadas de neutralidad han permitido a Finlandia desempeñar un papel mediador, establecer contactos y reducir las tensiones entre Moscú y Occidente.
Todo eso acaba de cambiar. Peskov recordó que hay una orden de Putin de reforzar las fronteras occidentales de Rusia en el mar Báltico. Y es que cuando Finlandia se incorpore a la OTAN, en un proceso que la Alianza ha dicho que será relativamente rápido, Rusia tendrá que vigilar más de 2.500 kilómetros de frontera terrestre con la OTAN: los 1.200 actuales (con Polonia, Noruega, Estonia, Letonia y Lituania) más los 1.340 de Finlandia. También tiene 49 kilómetros de frontera marítima con Estados Unidos.
La segunda ciudad rusa, San Petersburgo, se encuentra a 175 kilómetros de la frontera finlandesa; y la base de la Flota del Norte rusa, en Severomorsk, tampoco está muy alejada. Además, se espera que pronto Suecia siga el ejemplo de Finlandia.
El Ministerio de Exteriores ruso afirmó ayer que el anuncio de Niinisto y Marin supone un cambio radical en el rumbo de la política exterior del país vecino y que Moscú se verá obligada a responder. “Reaccionaremos según la situación. Rusia estará obligada a dar medidas de respuesta, tanto técnico-militares como de otro tipo, para parar las amenazas que
La decisión de Helsinki es un revés para Moscú, que meses atrás exigía que la OTAN detuviese su expansión
surjan contra su seguridad”, afirmó en un comunicado. “Helsinki debe ser consciente de la responsabilidad y las consecuencias de esta jugada”.
Moscú, sin embargo, no citó medidas concretas, aunque se prevé el estacionamiento de maquinaria militar en la república de Karelia y en el óblast de Múrmansk (en la península de Kola), como las regiones rusas más próximas a la nueva frontera. Para vigilar el mar Báltico cuenta también con el enclave de Kaliningrado, encajonado entre Polonia y Lituania. Las futuras acciones dependerán de cómo se desarrolle el “proceso de expansión” y “de cuánto se acerque la infraestructura militar (de la Alianza) hacia nuestras fronteras”, explicó el portavoz del Kremlin, Peskov.
Una vez que Finlandia entre en la Alianza Atlántica, Rusia analizará la situación. “La OTAN se está moviendo en nuestra dirección. Por lo tanto, todo esto se convertirá en elementos de un análisis especial y en el desarrollo de medidas necesarias para equilibrar la situación y garantizar nuestra seguridad”, analizó Peskov.