La Vanguardia

El agridulce número 10 de Chanel

El Reino Unido y Suecia ganan opciones al actuar en los últimos puestos

- ENNA BUJ Turín. Correspons­al

Los nervios en Turín están a flor de piel. La catalana Chanel Terrero ya conoce el orden en que actuará en la 66.ª edición del festival de Eurovisión, un décimo puesto agridulce para la delegación española. Ya se sabía que la suerte había dictado que la intérprete de Slomo actuaría en la primera mitad del festival, malas noticias porque siempre se busca estar entre los últimos puestos, los mejores de cara al recuerdo de los espectador­es. Pero dentro de lo malo, el 10 quizás le trae buena suerte: en los últimos 20 años, dos ganadores actuaron en esa posición, el sueco Måns Zelmerlöw con Heroes en el 2015 y la ucraniana Ruslana con Wild dances en el 2004. “Voy siempre primera, nunca secondary”, tuiteó ayer la representa­nte española.

Chanel cantará y bailará, alargando el cliché español con su moderno traje de luces y un abanico rojo, en uno de los tramos que segurament­e será más seguido por la audiencia potencial de 200 millones de personas que se reunirán esta noche ante el televisor para seguir el evento no deportivo más seguido del mundo. Justo antes de ella cantarán los anfitrione­s, Italia, que con la conmovedor­a balada Brividi (escalofrío­s) de Mahmood y Blanco también se encuentran entre los favoritos. “Ganar es imposible. Todo el mundo nos lo dice, y eso lleva mala suerte”, reconocía en una entrevista con La Vanguardia Mahmood, que repite tras quedar segundo en el 2019 con Soldi. En undécima posición, tras la española, le toca a Países Bajos con De diepte (la profundida­d) un emotivo tema sobre la salud mental que ha causado sensación en Turín. Y tras ella será el turno de los que tienen más opciones de hacerse con el micrófono de plata, los ucranianos Kalush Orchestra, que han emocionado a Europa con una canción reconverti­da en un tributo a la patria. Las apuestas decían ayer que tenían un 60% de posibilida­des de ganar, frente a un 4% de Chanel que seguía en la quinta posición.

Más fortuna han tenido otros de los directos rivales de Slomo, es

pecialment­e el tiktoker británico Sam Ryder, ovacionado por los agudos y el riff final de guitarra de su Space Man, que actúa en el codiciado puesto 22. O la sueca Cornelia Jakobs, que brilló en la segunda semifinal, cantando descalza sobre una ruptura cuando todavía hay amor en la balada pop Hold me closer. Suecia, que acumula seis triunfos en el certamen, vuelve a demostrar que no viene a Eurovisión a participar, sino a ganar. Sin embargo, la mayoría de platos fuertes este año están en la primera parte de la serata . En la segunda predominan las baladas, con lo que se presenta más densa y favorable para Suecia y el Reino Unido, rodeados de propuestas más anodinas. El ritmo se romperá hacia el final con Serbia, que gusta mucho entre los expertos eurovisivo­s con una buena puesta en escena en que la cantante se lava las manos y habla del pelo de Meghan Markle para criticar el sistema sanitario de su país.

Muy esperados son también los italianos Måneskin, que actuarán

“Ganar es imposible; todo el mundo nos lo dice, y eso lleva mala suerte”, piensan los italianos Mahmood y Blanco

Los ganadores del 2021, Måneskin, animan a los artistas a aprovechar su visibilida­d para denunciar a Rusia

como es tradición como vigentes ganadores. Su triunfo el año pasado en Rotterdam les ha propulsado alrededor del mundo en uno de los ascensos más meteóricos que se recuerdan. Esta noche presentará­n su último sencillo, Supermodel. Grabando el videoclip se torció el tobillo Damiano, la estrella de la banda romana, que apareció ayer con muletas en un encuentro con algunos medios, entre ellos este diario. Ellos se han mojado sin tapujos contra la inva

sión en Ucrania, y el vocalista no dudó en decir “fuck Putin” en el Coachella. “Lo diría cada día de mi vida”, aseguraba, animando a todos los artistas a aprovechar su visibilida­d para denunciar a Rusia. Y sentenciab­a: “Esta tendencia de ser siempre neutrales como artistas para no perder público de una parte o ganarlo de otra la veo verdaderam­ente antiartíst­ica”.

“El espíritu de Eurovisión toma aún más sentido a causa de la guerra”, coincidía una de las presentado­ras de la gala, la italiana Laura Pausini, que interpreta­rá alguno de los éxitos de su carrera como Io canto o Benvenuto. Miles de eurofans han tomado Turín pagando hasta 250 euros por entrada. Incluso los que se han quedado sin entrada para la final y ayer acudían a presenciar los ensayos grabados del viernes noche, importantí­simos porque son los que condiciona­n el voto del jurado.c

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LUC BRUNO / P El tiktoker Sam Ryder, que representa al Reino Unido, en una prueba realizada ayer en el escenario de Turín
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