Bobby Gillespie, de Primal Scream: “Soy músico, activista y del Celtic de Glasgow”
El músico Bobby Gillespie volvió ayer a Barcelona, pero en esta ocasión no en calidad de cantante y líder de la banda rockera Primal Scream, sino como autor de su autobiografía Un chaval de barrio (Contra). Por ello clausuró anteayer el ciclo Subsol, celebrado en el CCCB. Y ayer el músico y activista escocés abandonaba Barcelona –que visitó en el 2019 por partida doble al frente de su banda en el Primavera Sound y en el Festival del Mil·lenni– pero antes explicaba que en breve comienza con su banda una gira de celebración de los treinta años de su referencial álbum Screamadelica. Precisamente sus prolijas memorias comienzan situándole en la escena social trabajadora de Glasgow de 1962 –su padre, activista muy comprometido– y finalizan con la publicación del mencionado álbum en el año 91.
Una de las características del volumen es que en absoluto es una biografía al uso de un músico referencial sino que es una visión poliédrica de su mundo, con especial énfasis en lo musical, lo social y lo político. “Esto es coherente con mi manera de ser –reconocía ayer–, porque a diferencia de mis colegas siempre he sido más que estrictamente un músico, porque me ha interesado y comprometido mi realidad social”.
De formación de perfil socialista y muy crítico con la implantación del Brexit “porque siempre he sido un internacionalista convencido”, Gillespie no puede ocultar su preocupación la deriva ultraconservadora de muchos países, cuando no rayando en el fascismo “producto de la deriva de las políticas neoliberales imperantes”.
Un chaval de barrio también es una crónica sin pelos en la lengua de la escena musical británica, del glam, el punk, el acid house – con su baño de adiciones químicas– o el britpop, este último mirado con ojos críticos. Y también la crónica de un concienciado aficionado del Celtic de Glasgow.c