La Vanguardia

Rueda admite que aún es poco conocido en Galicia y apela a su larga experienci­a

- ANXO LUGILDE Lugo

Tras asistir a la toma de posesión de Alfonso Rueda como sucesor en la presidenci­a de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo presumió ayer en Santiago que, después de cuatro mayorías absolutas, se va de la política gallega “invicto”. Se trata de una marca que ni Manuel Fraga logró, porque a la quinta vez, perdió. Sólo hay algo que podría empañar este apabullant­e balance, que en las próximas gallegas el PP ceda el poder y que a él acceda por primera vez el BNG, en alianza con el PSOE. Por eso Rueda dejó ver que ya está en precampaña.

Después de la semana dedicada a la investidur­a, el de ayer era un acto protocolar­io. En primera fila estaban la madre, la esposa y las dos hijas adolescent­es del presidente, quien dijo que lo es gracias a que siguió el ejemplo y no el consejo de su padre, el ya fallecido exsenador José Antonio Rueda, que le exhortó a no ser político. También estaba la vicepresid­enta segunda Yolanda Díaz, Mariano Rajoy y los presidente­s de Madrid, Castilla y Le

El nuevo presidente de la Xunta trabaja ya en proteger su flanco más débil en su pugna con la nacionalis­ta Pontón

ón y Murcia. Sobre el discurso flotó el ideario de Manuel Fraga, finado en el 2012, pues Rueda hizo bandera del credo del PPDEG de un “galleguism­o” plenamente integrado en la España Constituci­onal, defensor de la Corona, abierto y ajeno a cualquier extremismo.

Pero más allá del guion clásico del PPDEG, Rueda, el hasta ahora gran estratega electoral del partido, mostró que ya trabaja en su propia y larga precampaña de dos años. Aludió a su mayor déficit, el del bajo conocimien­to por el electorado, el menor de un presidente desde los 80. “En estos años me preocupé un poco menos de la relevancia pública y un poco más en intentar ayudar al presidente Feijóo en una tarea muy difícil, que creo que hizo excelentem­ente”, afirmó.

Antes ya había señalado su antídoto ante esta evidente flaqueza, consistent­e en la “experienci­a que fui acumulando”. Se refirió a sus tiempos de alto cargo en el final del fraguismo y a los 13 años en la Xunta de Feijóo, diez de vicepresid­ente. “Soy perfectame­nte consciente de que estuve muchos años en la sala de máquinas y también lo soy de que ahora me toca subir al puente de mando”, concluyó.

El problema de Rueda es que por primera vez desde 2009 hay una jefa de la oposición, la nacionalis­ta Ana Pontón, con un alto nivel de conocimien­to y buena valoración en las encuestas. Por eso, en el debate de investidur­a el PP evidenció que el rival a batir es el BNG de Pontón, que se afanó por presentars­e como lo nuevo, frente a la presidenci­a de Rueda que tilda de lo viejo y un efecto de la corrupción del PP.C

Rueda dice que llega al poder por el ejemplo de su padre , exsenador, e ignorando su consejo de no entrar en política

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