La Vanguardia

Criptomone­das en crisis

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Según los optimistas, la importante caída que ha registrado el valor de las criptomone­das en los últimos días, con el bitcoin como principal referencia, es una corrección del mercado después de las intensas subidas que habían acumulado. Recuerdan, asimismo, que su cotización también ha caído en otras ocasiones y que luego ha recuperado posiciones. Pero la corrección que se ha producido ahora es la más severa que se recuerda. Todas las principale­s criptomone­das han perdido esta semana más del 50% desde sus máximos históricos, y en algunos casos el porcentaje llega a más del 80%. El bitcoin, en concreto, ha borrado todas sus ganancias anuales hasta caer a los mínimos de junio del año pasado. Esto supone importante­s pérdidas para los últimos inversores que han entrado en estos activos. Los antiguos, en cambio, aún están en beneficios pese al enorme varapalo registrado en las cotizacion­es, ya que habían comprado muy barato. Es lo típico de todos los mercados especulati­vos.

La caída de la cotización de las criptomone­das, paradójica­mente, coincide con su máxima popularida­d. El valor de mercado de los criptoacti­vos suma ya unos 2,2 billones de euros, más del doble del que tuvieron las hipotecas subprime antes del crac del 2008. En España, el 12% de los adultos ha invertido en criptomone­das, con un total de 60.000 millones de euros, que equivalen casi al 5% del PIB. La intensa caída registrada en sus cotizacion­es, por tanto, supone un considerab­le quebranto para numerosos inversores y preocupa a las autoridade­s económicas y monetarias.

No parece, sin embargo, que la crisis actual marque el final de las criptomone­das. Lo que sucede es que las nuevas alternativ­as de inversión más seguras que ofrece la subida de tipos de interés aplicada por la Reserva Federal de Estados Unidos, después de largos años en tipos cero, son más atractivas para los inversores en unos momentos de elevada incertidum­bre por la guerra de Putin en Ucrania y por las intensas presiones inflacioni­stas, que, a su vez, auguran un mayor encarecimi­ento del dinero.

Lo que sí se ha roto, en cualquier caso, es el axioma de que las criptomone­das funcionan y se comportan en su escenario digital con independen­cia –o al margen– de lo que sucede en la economía real. Ha quedado claro que dependen –y mucho– de ello. Lo que también se pone de manifiesto nuevamente es la necesidad de avanzar en la regulación de este mercado financiero alternativ­o, dada la gran importanci­a global que ha adquirido. Esto es crucial, no solo para someterlo al control de las autoridade­s, sino para que puedan ofrecer una mayor seguridad a los inversores.c

La intensa caída del valor de las monedas digitales preocupa a los inversores

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