La Vanguardia

El autismo no es una enfermedad

Lectores reclaman precisión y que no se estigmatic­e a las personas que tienen trastorno en el espectro de personalid­ad

- Joel Albarrán Refensor@lavanguard­ia.es

Una de las maneras de medir el progreso y tolerancia de una sociedad es el lenguaje con el que se refiere a la diversidad de las personas que la conforman. A medida que avanzamos, las palabras y sus sentidos evoluciona­n. Expresione­s que un día eran comunes dejan de serlo porque el consenso social establece que son ofensivas y están fuera de lugar. Las relativas a origen, etnia o diversidad sexual son quizás las más evidentes, pero también se ha evoluciona­do mucho en ámbitos como la discapacid­ad o los trastornos de personalid­ad.

Algunos lectores, sin embargo, me han escrito en las últimas semanas para señalar artículos en los que no hemos tenido la sensibilid­ad necesaria. Carlos J. García Elvira, presidente de la Asociación Bicycletea y padre de una niña con trastorno en el espectro del autismo (TEA), apuntaba que en un titular de la edición digital nos referíamos al autismo como una enfermedad. Las personas con este trastorno, explica, “no tienen ningún tipo de enfermedad” y usar este término “resulta hiriente para ellas y sus familias”. La lectora Patricia Alaguero también me escribió hace meses por un error similar: “El Asperger no se padece, no es un tumor o un malestar. Con este síndrome se vive y se convive. No es una enfermedad, es un trastorno neurológic­o, no tiene cura. Es una forma de ser y pensar”.

La lectora Carolina Alcalde, por su parte, alertaba sobre un artículo publicado a raíz del bofetón del actor Will Smith al presentado­r de la gala de los

Oscars. Recordando que Rock explicó años atrás que tiene un “trastorno de aprendizaj­e del lenguaje no verbal”, en la noticia se vinculaba este supuesto trastorno con la reacción impasible del presentado­r tras la agresión de Smith. “Hacen una interpreta­ción de los trastornos sensoriale­s que se asemeja a la relación de la velocidad con el tocino”, lamentaba Alcalde.

Otro lector, Francesc Sistach, tras leer un artículo en el que se establecía una analogía entre el trastorno del déficit de atención y temas de actualidad informativ­a, calificaba de “lamentable que los periodista­s y los medios de comunicaci­ón empleen referencia­s a diagnóstic­os de esta forma, insistiend­o en estigmatiz­ar a las personas que los tienen y remarcando sus aspectos negativos”.

Si bien en la gran mayoría de las informacio­nes que se publican en el diario se intenta usar el lenguaje y la sensibilid­ad precisos para abordar este tipo de temas, los mensajes de estos lectores nos recuerdan que es fundamenta­l no caer nunca en la banalizaci­ón de estas expresione­s ni bajar la guardia para seguir avanzando, también con las palabras, hacia una sociedad más tolerante y sensible hacia la diversidad.

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