Santa Tecla, 701 años después
Tarragona y Constantí recuerdan la llegada de la reliquia con actos hasta la fiesta mayor
El brazo incorrupto de Santa Tecla tiene para Tarragona un enorme valor, religioso y emocional. El regreso de la reliquia hasta las entrañas de la catedral, cada 23 de septiembre, tras la procesión en la que todos los elementos festivos acompañan el paseo del brazo, culmina las fiestas. Un ritual que transita entre la liturgia, la fe y la fiesta.
Para conmemorar los 700 años de la llegada de la reliquia a Tarragona, con un curso de retraso por la pandemia, se ha pensado un programa que arranca ahora, cuando se cumple la efeméride, y durará hasta que acaben las fiestas de Santa Tecla, en septiembre.
La pandemia incluso impidió hace dos años la salida de la reliquia que custodia la catedral. En los años de terribles sequías o devastadoras epidemias, como la peste o el cólera, en el siglo XIX, el brazo de Santa Tecla siempre ganó devotos.
“Serán unas fiestas de Santa Tecla muy especiales, con una exposición a todo el mundo de lo que somos. Reclamamos que nos miren porque hacemos cosas realmente extraordinarias”, sostiene el alcalde, Pau Ricomà.
Tarragona no conmemora en solitario. En la primera procesión del brazo, siete siglos atrás, entre Constantí y la catedral de Tarragona, acompañaron la reliquia 4.000 luces, más de 7.000 religiosos y doce obispos. En Constantí (Tarragonès), donde ahora se ha editado un cuento (El trasllat del braç de Santa Tecla) o creado una
La pandemia forzó el aplazamiento de la conmemoración del traslado del brazo incorrupto de la mártir
obra de teatro, se ha recreado el recorrido hecho en el siglo XIV. Eso sí, con una caminata popular y 200 vecinos, siete días atrás.
Constantí celebró ayer una emotiva procesión con la reliquia y miembros del séquito festivo local y de Tarragona. Es la segunda vez en la historia que la reliquia sale fuera de su ciudad. “Tiene
una gran importancia histórica para Constantí y para todo el Camp de Tarragona”, destaca Óscar Sánchez, su alcalde.
Se cree que la reliquia llegó a la capital tarraconense el 17 de mayo de 1321, procedente de Armenia, después de una laboriosa búsqueda liderada por el rey Jaume II. Una delegación viajó en nombre del monarca hasta Asia cargada de regalos como piedras preciosas, caballos y 2.000 quesos de Mallorca, para cambiarlos por los restos de la mártir. Después de llegar por vía marítima hasta la playa de Salou, que entonces no tenía puerto, la reliquia estuvo custodiada durante varios meses en Constantí. La localidad, cercana a
Tarragona, protegió el brazo de Santa Tecla hasta que el rey Jaume II y el arzobispo Jimeno de Luna decidieron que era el momento de trasladar la deseada reliquia en una solemne procesión.
El acto inaugural de Santa Tecla 700 tendrá lugar el 12 de septiembre en la Tarraco Arena Plaça. “Mezclará tradición y contemporaneidad, con mucha presencia de la mujer”, explica Salvador Fà, comisario del proyecto. “Queremos explicar por qué sucedió esto hace 700 años y porqué seguimos honorando la reliquia con tanta pasión”, añade Fà. Los actos de conmemoración se cerrarán el 25 de septiembre con un concierto en la catedral de Tarragona.