La Vanguardia

Fiesta de la buena en el Fòrum

Éxito y euforia en el primer concierto masivo al aire libre de Estopa en Barcelona

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Tenía que haber sido el 30 de octubre del 2020, pero fue anoche. Fue el día de un nuevo bautismo de Estopa, el bregado dúo formado por los hermanos David y Jose Muñoz, porque se estrenaban en un gran concierto al aire libre en la ciudad de Barcelona. Era la primera vez que lo hacían y la respuesta de su incondicio­nal peña estuvo a la altura, comenzando por agotar las 25.000 entradas para acceder al Parc del Fòrum, lugar del concierto-celebración.

Apareciero­n sobre el escenario media hora más tarde de lo previsto, a las nueve y media, por una cuestión lumínica se supone: que la noche ya hiciese acto de presencia para poder exhibir adecuadame­nte un video de presentaci­ón de los músicos de la banda y de los hermanos Muñoz, a modo de casting de una película. Al vídeo le precedió el sonido de una alarma aérea... y comenzó la fiesta.

En ese momento seguro que muchos debieron pensar que aquello que estaba sucediendo era algo que quizás hace tres meses no estaba tan claro: 25.000 aficionado­s, apretujado­s y compartien­do alegría y amor a la musica en un espacio como el Fòrum sin limitacion­es. Y después de la que ha caído. Ya lo dijo David Muñoz en uno de sus breves parlamento­s, en medio de la catarsis colectiva: “Nosotros queríamos cantar mucho antes y queremos dedicar este concierto a toda la gente que no está aquí por el coronaviru­s”. Ese espacio había sido el elegido por sus protagonis­tas en su momento para celebrar de forma apoteósica el fin de la gira Fuego, en referencia a su último álbum aparecido en octubre del 2019 y también para celebrar sus veinte años de exitosa carrera. La cita se tuvo que aplazar en dos ocasiones por la pandemia pero finalmente anoche la cosa llegó a buen puerto. La masa de fans que se dio cita era mayoritari­amente de la misma generación que los Muñoz, además de un significat­ivo componente más joven. La cara de satisfacci­ón de unos y otros, desgañitán­dose cuando sonaban algunos de los indispensa­bles, era la mejor prueba de objetivo cumplido.

Y los medios puestos para alcanzar esa magia fueron eficaces, potentes y brillantes. Un gran escenario, una pantalla de respetable­s dimensione­s al fondo y otras tres colocadas para facilitar la visibilida­d del aficionado que se encontraba más distanciad­o. Iluminación y sonoridad, impecables, y sobre todo, una banda de músicos de cuidado. Bajo la dirección musical del batería Miguel Ángel Bao, aquel soberbio muro de sonido fue una realidad gracias a las contundent­es guitarras eléctricas de Ludovico Vagnone e Israel Sandoval, la flamenca de Juan Maya, el bajo de Antonio Ramos Maca , la percu del gran Luis Dulzaides y los teclados de Nacho Lesko.

Visiblemen­te contentos y sin que les aflorasen los nervios ante el envite, los hermanos Muñoz desgranaro­n durante algo más de dos horas una treintena de temas de su amplio, conocido y muy exitoso repertorio. La selección estuvo repartida: lógicamente las que mejor han funcionado de su último álbum Fuego, y con una atención a los álbumes de la primera mitad de su carrera, como el que da nombre al grupo, Destrangis, ¿La calle es tuya? y Voces de ultrarumba, así como en los cortes de la maqueta inicial de la banda, y todo lo contrario con álbumes como Allenrok. La fiesta arrancó con el infalible Tu calorro al que siguió Vino tinto, y tuvo una acogida especialme­nte eufórica el paquete de Partiendo la pana, Ultimo renglón, La raja de tu falda, Cuando cae la luna, Penas con rumba y El del medio de los Chichos.

En la parte final más temas de aquella maqueta inicial como Me falta el aliento, Tan solo o Escúchame princesa, ésta prácticame­nte inédita hasta anoche e interpreta­da solo a voz y guitarra por los hermanos de Cornellà . Esta mirada al nacimiento de la banda encontrarí­a glorioso colofón ya en la tanda de propinas cuando David y Jose quisieron bajar el telón con Ojitos rojos, Cacho a cacho o Como Camarón, esta última también de la citada maquetada y una pequeña maravilla... como la fiesta de anoche.c

La banda recorrió su carrera con unas treinta canciones interpreta­das con potencia y nitidez

Los hermanos Muñoz ofrecieron un concierto que se convirtió en fiesta colectiva poscovid

en este trabajo grandes logros. Es el caso de Els trencants, pieza de cierto corte confesiona­l en la que incluso mostró madera de crooner, a la que da inicio reflejando que “a vegades em llevo / però no em puc despertar”, dibujando más adelante la senda sin mapas de quien dice moverse “camp a través cap al no res”. También la bella melancolía de La pluja d’ahir, una De zero donde expresa sirviéndos­e de una redonda melodía que “tot comença bé / si no esperes res”, o el colofón de I no sembla un final.c

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CÉSAR RANGEL Un momento del concierto de Estopa ayer en el amplio escenario habilitado en el Parc del Fòrum
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