La Vanguardia

Lección de fútbol inglés

El Liverpool tiene muy difícil la Premier, pero ha ganado la FA Cup y mantiene vivas las aspiracion­es de levantar los cuatro títulos

- RAFAEL RAMOS Londrus. Corruspons­al

Salah se retiró tocado a la media hora como prevención para que pueda disputar la final de París contra el Madrid

La primera final de la FA Cup, en 1872, enfrentó a dos equipos de aristócrat­as de colegios privados (Wanderers y Royal Engineers) relegados a las profundida­des de la memoria y de los archivos. La de ayer, 150 años después, la protagoniz­aron dos conglomera­dos internacio­nales dirigidos por entrenador­es alemanes y mucho dinero. Y ganó el Liverpool, que tiene la liga muy difícil pero mantiene las aspiracion­es de alzar esta campaña cuatro títulos grandes.

El primer cuarto de hora fue una avalancha roja, y resultó milagroso que el Chelsea no encajara ningún gol. Un pase de la muerte de Luis Díaz se quedó demasiado atrás para que Salah

marcase a placer, y poco después el propio colombiano se quedó solo ante Mendy, que salvó su disparo con el pie. La presión alta del equipo londinense era aprovechad­a por los reds para realizar pases largos y rápidos contraataq­ues que, con únicamente tres toques a la pelota, creaban enorme peligro.

Después de quince minutos de todo Liverpool, Tuchel retocó la táctica para esperar más atrás y reforzar el centro del campo, y le dio resultado. Los blues –ayer de amarillo– empezaron a tocar más y a disponer de buenas ocasiones, como una gran combinació­n por la derecha entre Reece James y Mason Mount que culminó Pulisic

con un disparo raso desde el punto de penalti que rozó el poste. Corría el minuto 22, y cinco después Marcos Alonso estrelló la pelota contra Alisson en un uno contra uno.

Era el partido número 60 del Liverpool en lo que va de temporada (por 61 del Chelsea) y las piernas de los jugadores se resienten. En el minuto 32 Salah tuvo que abandonar el campo (tal vez Klopp habría forzado la situación de no mediar la final de París dentro de dos semanas) y fue reemplazad­o por Diogo Jota, que justo antes del descanso, en inmejorabl­e posición, desvió alto un centro de Robertson.

Si el Liverpool había salido como una avalancha en la primera parte, el Chelsea lo hizo como un tsunami en la segunda, y a los cinco minutos Alisson había detenido un disparo de Pulisic, y Marcos Alonso estrellado en el larguero un tiro de falta desde el lateral. Pero a partir de ahí fueron los reds los que volvieron a llevar la iniciativa y a disponer de las mejores oportunida­des, sobre todo a los pies de Luis Díaz.

Entre Díaz, Diogo Jota y Pulisic, los postes de Wembley recibieron tantas caricias de todo tipo (tiros rasos, bombeados, en parábola, al lateral de la red...) que a veces pareció más una película erótica que un partido de fútbol, tanto es así que en otros tiempos habría intervenid­o la censura.

Pero el erotismo se convirtió directamen­te en pornografí­a en el minuto 84, cuando Robertson estrelló en el segundo palo un gran centro de Milner, cuando lo más fácil habría sido empujarlo suavemente a la red. Todavía Díaz estuvo a punto de sorprender a Mendy en el 90, pero la prórroga y los penaltis estaban escritos en el guion. Fallaron Azpilicuet­a y Mount por el Chelsea, y el griego Tsimikas anotó el decisivo en su momento más glorioso como red.n

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BEN STANSALL / AFP Henderson, el capitán del Liverpool, levanta el trofeo de la FA Cup en la final disputada en Wembley

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