Un talento de manual

Tiene 19 años pero va muy por delante de su edad. Pablo Torre es un futbolista de muchísima calidad individual. En el Barça de Xavi puede jugar en diferentes posiciones (interior, falso extremo o incluso falso nueve) pero, por definición, es mediapunta. Y, tomando de referencia el 4-3-3, es más un tercer escalón (Pedri) que no una segunda estación (De Jong o Nico). Su físico acompaña a su fútbol ya que, pese a no ser muy alto (1,65 m), tiene un tren inferior poderoso. Es muy difícil quitarle el balón cuando lo tiene bajo control. Una de sus mejores cualidades es la habilidad para recibir y girar en el último tercio. Destacar también el buenísimo primer contacto que posee. Sus controles orientados le valen para eliminar al rival en muchas situaciones. Y cuando estas maniobras no son suficientes para desbordar tira de regate. Su abanico de fintas es variado. Puede utilizar un simple cambio de ritmo o algún gesto de mayor rango como una doble bicicleta.

Según la plataforma Alebia Analytics, esta temporada promedia 5,46 regates por partido con un 56,5% de acierto y el 85% de los pases en el último tercio de campo son buenos. Pero por encima de todo, destaca por su excelente golpeo. Acumula diez goles en los 30 partidos que lleva disputados en el Racing. El aspecto defensivo no es su mejor punto pero asume sus tareas con compromiso. Se hace fuerte en los cara a cara. Por supuesto, tiene cosas que mejorar. Como su posicionamiento (ciertas situaciones le cogen fuera de zona) o como perfeccionar la toma de decisiones. La gran incógnita pasa por si será capaz de enseñar en la élite el mismo nivel que en la Primera RFEF, que ha hecho que los grandes se hayan fijado en él. Que nadie lo compare con Pedri. Lo del canario es inigualable. Pero a Pablo Torre le sobra el talento.