Incertidumbre por el destino del millar de evacuados de Azovstal
Separatistas de Luhansk afirman que los jefes militares están todavía dentro
A la guerra por el futuro de Ucrania se suma ahora la batalla por el relato sobre los últimos resistentes ucranianos del complejo metalúrgico de Azovstal, en Mariúpol, héroes para Kyiv, “criminales de guerra” para medios judiciales y políticos rusos que han pedido incluso que sean ejecutados.
El destino y la suerte final de los 959 militares evacuados por el ejército ruso –algunos de ellos en vehículos con la Z grabada sobre la carrocería– es un enigma. Algunos de ellos, heridos y con muestras de desnutrición, fueron trasladados a un hospital en la zona ocupada por los rusos, en el territorio de las repúblicas separatistas de Donetsk y Luhansk.
Ayer el ejército ruso repartió dos vídeos en los que se mostraban imágenes de algunos de estos soldados heridos. En uno de ellos, dos soldados se dirigían a las cámaras para afirmar que eran bien tratados y que habían recibido tratamiento médico y alimentos.
Se desconoce el contexto en el que fueron grabados estos vídeos y si las personas que aparecen en ellos fueron obligadas a hacerlo.
La resistencia en Azovstal, último reducto en manos ucranianas en la ciudad de Mariúpol, terminó este martes, cuando el Ministerio de Defensa ucraniano determinó que los soldados debían sobrevivir porque habían “cumplido su misión”. En su interior se encontraban soldados de las fuerzas mejor entrenadas del ejército ucraniano, también de la Guardia Nacional, cuerpo dentro del cual se integró el denominado regimiento Azov.
El regimiento Azov fue constituido en las horas posteriores al levantamiento del Maidán en el 2014 por elementos de la extrema derecha. Esos orígenes, diluidos después por la marcha de los elementos más radicales y la entrada de soldados sin filiación concreta, son la principal coartada para Moscú en su objetivo de “desnazificar” Ucrania, una de la excusas aducidas para justificar la invasión.
Rusia contravendría las convenciones de Ginebra si intentara procesar a los soldados por el hecho de serlo
Por ello, nada más conocerse la evacuación de los últimos resistentes de Azovstal, miembros de la Duma, cámara baja del Parlamento ruso, pidieron que no fueran objeto de intercambio con soldados rusos prisioneros de los ucranianos. En algunos casos, se pidió la ejecución de algunos de los evacuados y la Fiscalía ha pedido que el regimiento Azov sea considerado organización terrorista para ser juzgados.
El silencio del Kremlin sobre el destino final de los evacuados contrasta con las declaraciones del Gobierno de Kyiv, que aseguró en un primer momento que habían pactado el intercambio de prisioneros e, incluso, que tenían “la palabra personal de Putin” para ello.
El enjuiciamiento de los prisioneros de guerra por haber participado en las hostilidades contraviene explícitamente las normas de las convenciones de Ginebra.
En el relato de la guerra de Kyiv, la resistencia de Azovstal, que ha ocupado tropas y recursos rusos, ha sido determinante para que las grandes ciudades del norte, como Kyiv y Járkiv, no cayeran en manos de los invasores y le ha concedido al ejército ucraniano un tiempo vital como para permitirle una contraofensiva en el norte.
La toma de Mariúpol es la mayor victoria del ejército ruso desde que inició la guerra el 24 de febrero. Sin embargo, por alguna razón, la euforia rusa no se ha producido. E incluso se duda de que el episodio haya acabado. Un líder de los separatistas de Luhansk manifestó ayer que en el interior del recinto metalúrgico permanecían todavía los máximos dirigentes de los militares ucranianos.