Imágenes que nos golpean
Leo una entrevista al músico Manolo García que me golpea cuando se pregunta: “¿Tiene remedio el ser humano? No lo sé. Lo que tenemos es consuelo”. Poco antes había visto las imágenes de la guerra de Ucrania del fotógrafo español Emilio Morenatti para la agencia Associated Press y entendí el alcance de sus palabras. El fotoperiodista, que el año pasado obtuvo el premio Pulitzer, ha recorrido los hospitales de Kyiv, Lviv o Cherkasi para agitar nuestras conciencias, mostrando como la guerra ha destrozado la existencia de tantos inocentes que solo aspiraban a estar a gusto con sus vidas. Morenatti ha declarado en la Ser que le interesa tanto cubrir la retaguardia como el frente, sobre todo porque las víctimas civiles de esta guerra se cuentan por miles. Una lista interminable de vidas rotas porque a menudo el ejército ruso, ante la
Morenatti remueve conciencias con sus fotografías de la retaguardia
imposibilidad de tomar las ciudades, ha querido provocar el terror de sus habitantes al atacar indiscriminadamente viviendas, hospitales o escuelas.
La guerra en Ucrania se encamina hacia su tercer mes y los expertos piensan que se alargará aún mucho más tiempo. Seguimos interesados, pero, como ocurre siempre con la información, seguramente hemos perdido la capacidad de asombro y de indignación de las primeras semanas. Los mecanismos de defensa del ser humano hacen que nos acostumbremos a todo, incluso a visualizar el horror. Por eso vale la pena ver en El País o La Vanguardia el testimonio de la retaguardia de Morenatti. Su mirada son nuestros ojos en esta guerra. Dos fotos emocionan especialmente: la de Natasha abrazando a su hija Yana en una cama del hospital, a las que alcanzó en las piernas el misil traidor de la estación de Kramatorsk cuando intentaban coger el tren para salir del país, y la de Viktor llevando amorosamente en brazos a su esposa, Oxana, de 23 años, a quien una explosión cerca de su casa dejó sin piernas y sin cuatro dedos de una mano.
No hay mejor alegato contra esta guerra, contra todas las guerras, que las fotos de Morenatti. Y tiene razón Manolo García: la civilización está fracasando estrepitosamente, pero al menos queda el consuelo como esperanza. Y la solidaridad como última trinchera.c