La conducta de autolesión es “contagiosa”, y las redes sociales incitan a la imitación
Los expertos alertan de que este comportamiento se da en tres de cada diez adolescentes
Las autolesiones en los adolescentes actualmente son un problema predominante en los servicios de salud mental. Su prevalencia, que permanecía estable en torno al 17% antes de la covid, se estima ahora en torno al 29%, y la edad de inicio entre los 13 y los 14 años, aunque los especialistas identifican el pico de incidencia a los 20. Ello a pesar de que, en palabras de Daniel Vega, psicólogo del servicio de psiquiatría y salud mental del Consorci Sanitari de l’anoia y profesor de la UAB, “la tormenta de autolesiones aún está por llegar” porque el mayor estrés académico, el mayor uso del móvil, el aumento de las tensiones familiares y la desregulación emocional vividos con la pandemia son factores asociados a un mayor riesgo de autolesionarse, y sus efectos “se verán en los próximos meses”.
Vega, que ayer participó en una jornada sobre autolesiones en jóvenes organizada por el Grupo de Estudio y Tratamiento de la Autolesión (Greta) y el Consorci Sanitari de l’anoia que contó con expertos de diferentes hospitales y universidades, advirtió que, además, esta conducta “es contagiosa” y “lo que pasa en redes sociales tiene un impacto importante”.
No fue el único en subrayar el componente de imitación de estos comportamientos entre los adolescentes. Joaquim Puntí, coordinador de psicoterapias infantojuveniles y el hospital de día del Parc Taulí, refirió en su intervención el caso de María, una niña de 13 años que se hizo unos cortes superficiales cuando sus padres la castigaron sin móvil, y “su mejor amiga también se había cortado unas semanas antes”. Y un grupo de enfermeras especialistas en salud mental del hospital Clínico de Valladolid, responsables del póster Autolesiones e imitación, relató el
“Observar o saber que un compañero de clase se autolesiona eleva el riesgo de que haya más casos”, explicó Vega
caso de una joven de 17 años que durante su ingreso coincidió con varios pacientes con conductas autolesivas y con el paso de los días comenzó a autolesionarse. “Los individuos a menudo aprenden el comportamiento a causa de la recomendación u observación de otra persona”, explicaron.
Vega apuntó que “observar o saber que un compañero de clase se autolesiona o ver una imagen de autolesión en las redes sociales eleva el riesgo de que se produzcan otros casos”.
Comentó que “sentirse rechazado por los iguales” también es un disparador habitual de la autolesión, y que la mayoría de los adolescentes que llevan a cabo estas conductas explican que se sienten solos, rechazados o poco competentes socialmente y tienen mala relación con sus padres. “El bajo apoyo social percibido, sufrir acoso y relacionarse por internet más que cara a cara son factores de riesgo; en cambio, un alto apoyo de los amigos y de la familia es un factor protector”, relató.
Los especialistas indicaron que el objetivo de las autolesiones suele ser reducir emociones negativas o cambiar relaciones interpersonales, y que el patrón de esta conducta se asemeja a una adicción. También subrayaron su vínculo con el suicidio: siete de cada diez jóvenes que se autolesionan hace alguna tentativa y, de un total de 922 jóvenes fallecidos por suicidio, el 52% con menos de 20 años se autolesionaba, y el 45% entre 20 y 25, también, según datos aportados por Vega.
Para abordar este creciente problema, los expertos subrayaron la necesidad de trabajar la regulación emocional en la escuela y en la familia, controlar mejor el acceso de menores a internet y, desde el punto de vista médico, protocolizar mejor la evaluación y el manejo clínico de las autolesiones, puesto que las más leves acabarán siendo atendidas en los centros de salud ante la saturación de los servicios de salud mental.