Los rostros de una madre
Al reconfortante y merecido éxito que sigue obteniendo la guionista y directora Carla Simón con Alcarràs, su segundo filme, muy probablemente deberá añadirse otra producción de una realizadora autóctona. En este caso se trata de Alauda Ruiz de Azúa (Barakaldo, 1978), galardonada autora de cortometrajes que ha obtenido seis premios en el Festival de Málaga con su ópera prima Cinco lobitos. Es un largometraje que no debería pasar desapercibido en estos tiempos de sobrecarga informativa que lógicamente se difumina en segundos. Argumentalmente parte de experiencias vividas personalmente, porque según ella misma ha explicado: “Fui madre de un niño hace cinco años y la maternidad cambió muchas cosas en mi vida, entre ellas, la forma en que veía a mis padres”. Y matiza que “más que un evento idílico, la maternidad me pareció un meteorito que arrasó con todo y provocó que las relaciones familiares no volvieran a ser las mismas. Mi familia se había convertido en otra”.
La protagonista, Amaia (Laia Costa, que por cierto inició el rodaje un año después de haber sido madre), es una treintañera que acaba de dar a luz a su primer hijo. A su alrededor todo parece complicarse. La vida en pareja con Javi (Mikel Bustamante) se complica cuando este, debido a un nuevo contrato laboral, debe viajar a otra ciudad para realizar su trabajo. Amaia se siente cada vez más sola y decide marcharse a vivir durante algún tiempo con sus padres, Koldo (Ramón Barea) y Begoña (Susi Sánchez), que al principio reciben con gozo la llegada de su hija y el bebé. Pero nunca nada es lo que parece y se reabren heridas jamás cicatrizadas del todo. Para Alauda Ruiz de Azúa, “es imprescindible cuidar de nuestros seres queridos y vulnerables”. Para ella, “cuidar a una madre, cuando siempre fue ella quien te cuidó, es un viaje a la inversa, que tiene algo de reconciliación y de encontrarse desde otro sitio”.
La directora cuida al máximo el equilibrio emocional de la historia, narrada con imágenes directas y sin trucos que dramaticen lo auténtico de este relato basado en realidades a veces soslayadas. La aportación del reparto también es fundamental. Cabe resaltar la convicción que desprenden las ya mencionadas Laia Costa, la veterana Susi Sánchez y –por supuesto– el siempre notable Ramón Barea.n