Orquestar bien el turismo
El verano ha adelantado su llegada sin avisar y, más que vivir en el mes de mayo, parece que estemos en julio o en agosto. No solo por las altas temperaturas, absolutamente inusuales en esta época del año, sino por la irrupción de las huestes de turistas que han aparecido de improviso llenando calles, restaurantes y medios de transporte. Después de dos veranos seguidos marcados por el impacto de la covid, alegra la vista ver otra vez a tantos nuevos visitantes en una coyuntura económica tan inestable como la que vive España. Lo celebramos si contribuye a que se cree más riqueza y más puestos de trabajo. Y es que, a pesar de todos los planes de potenciación de la industria o la creación de los fondos Next Generation, el turismo sigue siendo el sector que aporta mayor riqueza a la economía española. Es su tractor.
Las perspectivas del sector para este año en España son más que buenas y ya estos días muchas cadenas de hoteles presumen de mejorar, incluso, las reservas que tenían antes de los años de pandemia. El problema es que este crecimiento turístico no puede descontrolarse y provocar que se pase en poco tiempo de lamentarse por la falta de visitantes durante el parentésis de la covid a revivir nuevas campañas de turismofobia. Algo que se puede dar si los gobiernos no se deciden a reorganizar bien este sector y mejorar las infraestructuras para facilitar el flujo continuo de tanta población flotante.
Todos los ciudadanos que han tenido oportunidad de interconectarse estos últimos días en los principales aeropuertos y estaciones de tren se habrán percatado del incremento notable de viajeros. Entre las medidas de seguridad clásicas, por temor a atentados terroristas, y las nuevas, provocadas por la pandemia, hay riesgos claros de congestión. Sin ir más lejos, la Asociación de Líneas Aéreas (ALA) ya advirtió en abril pasado del grave riesgo de saturación que se puede dar este verano en muchos aeropuertos. Es bueno prever planes especiales, si aún se está a tiempo, para evitar problemas como los que se vivieron en el aeropuerto de El Prat en el 2018.
Sí al turismo, pero bien orquestado y organizado. Aún estamos a tiempo.