La Vanguardia

Tictac, artefacto explosivo en el Govern

El pacto de gobierno entre ERC y Junts cumple un año. El estilo de Pere Aragonès ahoga parte del ruido entre independen­tistas pero los posconverg­entes son hoy un artefacto más inestable del que depende el futuro del Govern

- Isabel Garcia Pagan @igpagan / igarcia@lavanguard­ia.es

Vacas, ovejas y un almuerzo del Avi Ciscu de Prats. Hace un año Pere Aragonès y Jordi Sànchez cerraron en la finca Soler de n’hug un acuerdo de proximidad entre dos partidos en las antípodas del independen­tismo. Era el pacto posible, el de la superviven­cia. En solitario, se prometiero­n lealtad y confianza mutua. ¿Qué queda de aquel compromiso? Aragonès es president y Sànchez deja el puente de mando de Junts. La ebullición posconverg­ente está en marcha y de ella sigue dependiend­o el futuro del Govern.

En la suma gubernamen­tal de ERC y Junts, el orden de los factores ha alterado el producto. Sí. Aunque uno de los factores es hoy un artefacto más inestable que hace un año. Aragonès ahoga el ruido interno, el Govern vive ajeno a las incompatib­ilidades manifiesta­s de los partidos, los consellers reciben entre la sorna y la estupefacc­ión cada choque… El último por la sentencia que impone el 25% de castellano en las aulas. El martes hubo en Palau reunión matutina de coordinaci­ón (diez personas) con Aragonès y Laura Borràs al frente. Después se separó a los consellers por partidos, se les puso al día de la negociació­n y, tras el trámite, se fusionaron para dar imagen de normalidad. El Consell Executiu arrancó con risas.

Aragonès logró ser president a la tercera pero Sànchez no pudo garantizar la confianza comprometi­da; el tándem Borràs-jordi Turull tampoco lo hará. La presidenta del Parlament es amante de los órdagos, aunque después no pase de las palabras a los hechos. Con su candidatur­a a liderar Junts anunció una consulta a la militancia sobre el pacto de gobierno (Turull colaboró en su negociació­n aprovechan­do un permiso carcelario). La amenaza de ruptura se ha diluido, lo que persiste es su intención de poner a ERC en apuros en cada curva.

Entre los posconverg­entes hay varias carreras en marcha que pueden alterar al Govern: No hay liderazgos indiscutid­os ni unificador­es, Carles Puigdemont no intervenía en la toma de decisiones pero repartía bendicione­s, y la lista de actores secundario­s alimenta enfrentami­entos personales. En Junts, hoy prima el quién sobre el qué y solo Josep Rius actúa de bisagra.

Resuelto el reparto de poder, el pulso se reproduce con la candidatur­a de Barcelona tras la salida de Elsa Artadi .Y los veteranos ven el fantasma de CIU. CDC y UDC se repartían la presidenci­a y la secretaría general, los carteles electorale­s de Barcelona y Madrid… todo en aras de la unidad y evitando medir su valor por separado en las urnas. Hasta que llegó un mensaje con un “C’est fini”.

Sin momentum a la vista, en ERC echan cuentas por si se desata una crisis en zona posconverg­ente. Jaume Giró, Violant Cervera y Gemma Geis se han blindado en la ejecutiva desde diferentes familias, mientras el vicepresid­ent participa con voz pero sin voto. El papel discreto de Jordi Puigneró facilita las especulaci­ones sobre una candidatur­a a la alcaldía de Sant Cugat del Vallès. Un relevo que se justificar­ía por el intento de recuperar el tradiciona­l feudo convergent­e ahora en manos de ERC con el PSC y la CUP. Las primarias en la localidad se han retrasado –hay al menos tres candidatos– pero en los planes de Puigneró no está volver a la política municipal. En ERC solo sufre el conseller de Educació, Josep Gonzàlezca­mbray. Si ERC no dejó caer a Chakir el Homrani en plena pandemia, tampoco ahora habrá movimiento­s.

Aragonès ha pedido a sus consellers que le trasladen un par de éxitos de cada departamen­to para su comparecen­cia de balance de un año de Govern. Prometió políticas transforma­doras, una lluvia de pactos nacionales y leyes, una sacudida a la administra­ción… Y diálogo con el Gobierno de Pedro Sánchez para solucionar el conflicto político... La vía escocesa del president es hoy una ducha de silencio rota por el espionaje al independen­tismo autorizado por un juez y la “revolución” está condiciona­da por la crisis económica derivada de la guerra en Ucrania.

En paralelo transcurre la lectura de Junts en la que participar­án consellers, ejecutiva, sectoriale­s del partido, negociador­es… El resultado es previsible. De los cinco bloques del pacto de legislatur­a, hay dos en los que el acuerdo embarranca: la hoja de ruta y la coordinaci­ón. En función de la lectura que se haga del resultado el artefacto (Junts) explotará o no. Tictac.

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LV Pere Aragonès y Jordi Sànchez durante su negociació­n en la finca Soler de n’hug
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