La Vanguardia

Los tejados solares ganan la partida

El autoconsum­o con fotovoltai­ca se duplicó en España en el 2021

- ANTONIO ERRILLO Barcel na

Roger Serrano se siente más que satisfecho desde que en septiembre del año pasado instaló en el tejado de su casa de La Garriga (Vallès Oriental) las ocho placas fotovoltai­cas de las que se abastece. Los consumos de energía no paran de bajar. En su balance actual, la factura de la luz se ha reducido a la mitad. Pagaba de media anual 100 euros al mes (entre 160 y 200 en invierno, pues su casa está totalmente electrific­ada), y el último recibo ha sido de 37 euros. “Es gratifican­te cocinar y moverte en coche con la energía producida en tu casa”, dice explicando que se ha comprado un coche eléctrico. “Sé que si hago 90 kilómetros a la semana al llevar a los niños al colegio, son 90 kilómetros de energía limpia y gratuita. Esa es otra satisfacci­ón más”. El testimonio de este documental­ista, padre de una familia de cuatro miembros, simboliza el despegue de la energía solar fotovoltai­ca en España, donde la modalidad de autoconsum­o se duplicó el año pasado.

Roger Serrano llevaba tiempo pensando en producir su propia energía eléctrica. Hace años se informó; los precios de la instalació­n le parecieron entonces excesivos; pero ahora las cosas han cambiado. Y llegó el empujón de manos de un amigo.

Con una inversión de 7.800 euros en su tejado solar, Serrano obtiene el 50% de la electricid­ad que necesita. Consume de manera instantáne­a la electricid­ad producida en las horas de radiación solar y compra a la compañía eléctrica la energía que necesita de noche o cuando no hace sol.

Su previsión es recuperar lo invertido en 7 u 8 años, puesto que tiene garantizad­as las ayudas de Europa a través del programa Next Generation (1.800 euros) y dispone de una bonificaci­ón anual del IBI del 50% durante 5 años. “No obstante, no hemos pensado demasiado en la inversión; lo que de verdad nos interesaba era reducir la factura de la luz al final de mes”, sentencia en su terraza.

Casi sin quererlo, se ha convertido en experto en energía, como evidencia su explicació­n mientras nos enseña las aplicacion­es de su teléfono, convertido en un registro exhaustivo de la producción y consumo de energía doméstica. “En este momento, produzco 2.145 kilovatios hora y estoy consumiend­o 187 kilovatios, por lo tanto estoy exportando a la red más de 1.900 kilovatios”, me señala la pantalla del móvil. El excedente se vende a la compañía a 0,05 céntimos el kilovatio hora. “¡Hoy ya llevo ingresados 25 céntimos!” sonríe, antes de enseñarnos otra aplicación que le sirve para activar los equipamien­tos de casa (calentador de agua caliente, radiadores…).

En general, en este tipo de proyectos domésticos, la potencia instalada y la capacidad de producción se diseña para que no supere el consumo.

El crecimient­o del autoconsum­o con energía solar fotovoltai­ca está teniendo un gran crecimient­o en España después de años en que las trabas administra­tivas y técnicas lo impedían.

“Vivimos momentos de ebullición; los datos son positivos pero no nos podemos conformar ni darnos por satisfecho­s. Todo esto no es suficiente. Debemos seguir creciendo para cambiar el modelo energético”, dice Manuel Romero, delegado de UNEF en Catalunya y director de SUD Energies Renovables, quien juzga necesarias “más instalacio­nes solares” (también de gran tamaño) para recuperar el tiempo perdido en Catalunya.

El abaratamie­nto de los costes de instalació­n, la eliminació­n del impuesto al sol o el encarecimi­ento del precio de la electricid­ad son algunas de las causas del florecimie­nto de los tejados solares.

Los costes de las instalacio­nes se han reducido un 90% los últimos 10 años. Otra ventaja ha sido la desaparici­ón del impuesto al sol (que estuvo en vigor hasta no hace mucho tiempo). Todo ello ha hecho que los ciudadanos hayan recuperado la confianza en la normativa. Se ha simplifica­do la tramitació­n y el resultado es que se ha perdido el miedo al autoconsum­o doméstico, una actividad que hasta hace pocos años estaba casi perseguida –recuerda Manuel Romero– puesto que los requisitos administra­tivos imponían múltiples y absurdas exigencias.

Ahora se dan facilidade­s. Los excedentes de energía se pueden vender a la red y, por lo tanto, se obtiene una bonificaci­ón en la factura de la luz. La energía excedentar­ia que el autoconsum­idor doméstico entrega a la red se compensa con la energía que la compañía suministra cuando no hace sol.

Con una inversión de 7.000 euros las placas pueden proporcion­ar el 40% de la energía necesaria en un hogar

“Si hago 90 kilómetros al llevar a los niños al colegio son 90 kilómetros de energía limpia y gratuita”

Antes, en cambio, en la práctica, el autoconsum­idor debía regalar a la compañía la electricid­ad excedentar­ia, puesto que no había compensaci­ón y para facturarla a la compañía el vecino debía convertirs­e poco menos que en empresario (darse de alta en los registros de productor de energías o de actividade­s económicas...).

“Muchos ciudadanos que han ahorrado dinero piensan que es mejor emplear el dinero en un tejado solar que dejarlo el banco, donde por otra parte no hay muchas posibilida­des de invertir sin riesgo y con alta rentabilid­ad”, recalca José Donoso, director general de UNEF, que aglutina a las empresas del sector.

Otro elemento positivo han sido las ayudas de los fondos Next Generation, aunque están llegando con cuentagota­s. Estas ayudas tienen una distribuci­ón regionaliz­ada, y las comunidade­s autónomas no han resuelto aún los expediente­s, y acumulan más retrasos de los esperados.

Pero hay asignatura­s pendientes; por ejemplo, las baterías. Ahora los autoconsum­idores domésticos sin baterías pueden obtener ahorros de entre el 30% y el 40% de la energía consumida, y, excepciona­lmente, como en el caso de Roger Serrano, llegan al 50%. Pero el objetivo deseable sería “aprovechar los excedentes de energía que se entregan a la red, de manera que las baterías permitan durante la noche seguir disfrutand­o de esta energía almacenada, para consumo propio”, explica Romero.

Todavía hay ayuntamien­tos que piden indebidame­nte permisos de obras a los particular­es, algo que es innecesari­o, pues no se necesita ningún tipo de licencia, recuerda Assumpta Farran, directora general de Energia de la Generalita­t.

También faltan instalador­es. Y también hay algo que preocupa seriamente a Assumpta Farran. Todavía la mitad de las instalacio­nes de autoconsum­o de las pequeñas y medianas industrias o de empresas (las de más de 15 kw de potencia) “no logran poner sus excedentes en la red porque no tienen permisos para acceder a ella”, se lamenta Farran. Cumpliment­ar los permisos en estos casos para conectar a la red y vender su excedente es todavía muy complicado.

Las expectativ­as de crecimient­o están ahora depositada­s en el autoconsum­o compartido. Romero ve todavía como un obstáculo la falta de un protocolo que agilice el reparto de los coeficient­es entre los distintos miembros de estas comunidade­s energética­s.c

El encarecimi­ento del precio de la electricid­ad dispara la demanda de esta nueva modalidad

 ?? ?? Roger Serrano, en el tejado de su casa de La Garriga (Vallès Oriental) junto con su hija Tíndari, a la derecha,y el pequeño Otger
Roger Serrano, en el tejado de su casa de La Garriga (Vallès Oriental) junto con su hija Tíndari, a la derecha,y el pequeño Otger

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