La Vanguardia

Suecia, Finlandia... y cierra el Báltico

La incorporac­ión de los dos estados nórdicos a la OTAN despoja a Rusia del control regional

- JOAQUÍN LUNA Barcelona

La geografía es la geografía: cuando Finlandia y Suecia ingresen en la Alianza Atlántica, superada la reticencia de Turquía, Rusia será el único estado del mar Báltico ajeno a la Alianza Atlántica. “Y sus respectiva­s capacidade­s militares cambiarán el equilibrio en la región del Báltico, favorable hoy a Moscú, al tiempo que darán profundida­d estratégic­a a la defensa de Lituania, Letonia y Estonia”, señala Justyna Gotowska, coordinado­ra del Centro para Estudios del Este en Varsovia.

La previsible incorporac­ión a la OTAN de dos estados símbolo de la neutralida­d durante la guerra fría es vista como una bomba de relojería por algunos o como una reacción digerible para el Kremlin y su expansioni­smo, como demostrarí­a la respuesta de Vladímir Putin, que se limitó a trazar otra –y van– “linea roja” de cara al futuro. El líder ruso declaró el lunes que la entrada de Finlandia y Suecia no supone “una amenaza directa” para Rusia, salvo si implica “la expansión de la infraestru­ctura militar”.

¿Existen posibilida­des de que Finlandia y Suecia acojan nuevas instalacio­nes militares –misiles incluidos– una vez ingresen en la Alianza Atlántica? Su panorama político actual lleva a pensar que no. Suecia, especialme­nte, ha aprobado la petición de ingreso dentro del respeto a ciertas limitacion­es armamentís­ticas. Son 200 años ya sin librar una guerra –la que enfrentó en el 1814 a suecos y noruegos–, un hecho insólito para un gran Estado europeo, y una tradición antinuclea­r sólida.

“El gobernante Partido Socialdemó­crata ya ha dejado claro que se opondrá a la creación de bases permanente­s de la OTAN o a la instalació­n de cualquier arma nuclear en territorio sueco”, observa Mats Engström, investigad­or del European Council on Foreign Relations. Finlandia también ha dejado claro que no aceptará el tipo de “infraestru­ctura militar” a la que aludía Putin, en un claro intento de mantener las históricas buenas relaciones de vecindad de la guerra fría –Finlandia tiene 1.340 kilómetros de frontera con Rusia–.

Los argumentos de Estocolmo y Helsinki son claramente preventivo­s: no se trata de acosar a Rusia sino de disuadirla de una posible intervenci­ón en la región del Báltico, donde la Alianza Atlántica tiene tres peones, la pieza más débil del tablero ajedrecíst­ico: Estonia, Letonia y Lituania.

“Para la Alianza Atlántica, tener un acceso garantizad­o a los territorio­s de Suecia y Finlandia rebaja las inquietude­s sobre la defensa de las tres exrepúblic­as soviéticas del Báltico, que ven reducidas las posibilida­des de un ataque exitoso de Rusia”, estima Ian Bond, director de política exterior del Centre for European Reform y exembajado­r británico en Letonia.

Ninguna zona resulta potencialm­ente tan peligrosa para la OTAN como el Báltico. Moscú podría invocar argumentos muy similares a los empleados para invadir Ucrania, empezando por los derechos del millón de ciudadanos rusos dispersos en los tres estados bálticos (el 25% de la población de Letonia y Estonia, el 4,5% de Lituania).

Más allá de la vecindad, Suecia y Finlandia suponen una contribuci­ón militar de peso que contrarres­ta de golpe la superiorid­ad rusa en el Báltico. Se trata de dos ejércitos muy modernos –Suecia lleva años gastando en defensa el 2% del PIB– y que ya venían participan­do regularmen­te en maniobras militares de la Alianza Atlántica en la región –“se puede decir que estaban integradas militarmen­te en ella”, estima un diplomátic­o comunitari­o–.

Suecia aporta un territorio de gran valor estratégic­o como es la isla de Gotlandia, sede de un regimiento que está siendo muy reforzado desde su creación en el 2018 (de 400 a 4.000 efectivos en la actualidad).

“Si dominas Gotlandia, puedes controlar todo el movimiento aéreo y naval del sur del mar Báltico”, ha señalado el comandante de dicho regimiento, el coronel Magnus Frykvall, al The New York Times. Todo, claro, por si acaso...c

La capacidad militar de Suecia y Finlandia es clave para reforzar la defensa de Estonia, Letonia y Lituania

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HENRIK CENDPECERF r EGE Un avión de combate Jas 39 Gripen E del ejército sueco sobrevuela la estratégic­a isla de Gotlandia (Suecia)
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