Irlanda del Norte y la UE
El protocolo de Irlanda del Norte no está funcionando. Año y medio después de su puesta en marcha como parte del acuerdo de salida del Reino Unido de la Unión Europea, hay una serie de problemas que socavan la relación entre Irlanda del Norte y el resto del Reino Unido y que han llevado a que el Gobierno autonómico esté en funciones. Los principales perjudicados son los norirlandeses.
La paz y la estabilidad en Irlanda del Norte se consiguieron con mucho esfuerzo, y en gran parte se lo debemos al acuerdo del Viernes Santo, que marcó el triunfo del compromiso y de la tolerancia después de décadas de inestabilidad.
La prioridad del Gobierno británico es proteger este acuerdo, cuyo éxito es crucial para mantener el progreso en Irlanda del Norte, pero que se encuentra bajo una presión creciente. El Ejecutivo norirlandés no funciona plenamente porque el protocolo no tiene el apoyo necesario de una parte de los partidos norirlandeses.
Además, aunque no se ha aplicado en su totalidad debido a periodos de gracia y mitigaciones –¿sabes que si vives en Manchester o Glasgow y quieres mandar un regalo a una amiga en Belfast tendrás que rellenar un formulario aduanero con 50 casillas?–, los problemas prácticos que causa un exceso de celo son evidentes: los procedimientos aduaneros para mover mercancías dentro del Reino Unido suponen un papeleo y costes significativos a las empresas. Muchas de ellas han retirado sus productos de Irlanda del Norte o incluso ya no comercian allí.
Las normas fiscales del protocolo también suponen que, a diferencia del resto de sus compatriotas, los norirlandeses no pueden beneficiarse totalmente de las medidas del Gobierno británico para impulsar la recuperación económica poscovid. Es una situación injusta e insostenible que ningún gobierno responsable puede tolerar.
El objetivo compartido del Reino Unido y la Unión Europea tiene que ser encontrar una solución que obtenga el apoyo más amplio posible entre los norirlandeses y que proteja tanto el acuerdo del Viernes Santo como el Mercado Único de la UE.
Esa solución negociada es nuestra preferencia, y seguimos abiertos a ello. Pero la urgencia de esta situación supone que no podemos permitirnos más retrasos y que necesitemos tomar medidas en caso de que no sea posible.
El Gobierno británico tiene la intención de realizar cambios específicos en el protocolo. En las próximas semanas propondrá leyes para ello. No se trata de desecharlo. Consolidaremos las disposiciones que funcionan, pero arreglaremos las que no lo hacen.
Creemos que es una solución razonable que cumple con los objetivos y las intenciones originales del protocolo: Abordar las fricciones en el comercio entre
Necesitamos un protocolo que preserve la unidad del Reino Unido
Irlanda del Norte y el resto del Reino Unido y proteger tanto el mercado único, que entendemos es prioritario para la UE, como el acuerdo del Viernes Santo.
El Reino Unido, como gobierno soberano de Irlanda del Norte y cogarante del acuerdo del Viernes Santo, tiene la responsabilidad de garantizar la paz y la estabilidad, la igualdad de las comunidades y la protección de sus derechos económicos. La UE no se verá afectada negativamente, del mismo modo que hemos asegurado la protección del mercado único.
Debemos recuperar la primacía del acuerdo del Viernes Santo en todas sus dimensiones como base para la restauración del Ejecutivo norirlandés, respetando ambas uniones: la del Reino Unido y la de la UE.