La Vanguardia

Un president con pararrayos

Aragonès capea la tormenta en el frente económico y político con un talante discreto y sin altibajos, que marca la diferencia

- SILVIA HINOJOSA

Ados días de cumplir su primer año como presidente de la Generalita­t, Pere Aragonès ha definido un estilo propio, distinto al de sus predecesor­es. Sin el carisma popular de Jordi Pujol o Pasqual Maragall, sin la épica encendida de Carles Puigdemont o Quim Torra, Aragonès despliega un talante sosegado, discreto y bastante previsible ante la tormenta que arrecia en distintos frentes: la gestión de la crisis, agravada por la guerra; las relaciones con Madrid, tensadas por el espionaje del CNI a políticos independen­tistas –el president entre ellos–, la difícil convivenci­a con Junts y la cohabitaci­ón en ERC con el liderazgo emocional de Oriol Junqueras. Las encuestas no indican por ahora que Aragonès levante pasiones en la opinión pública, pero a un líder se le valora con criterios diversos.

¿Cómo medir un liderazgo? Joan Botella, catedrátic­o de Ciencia Política de la Universita­t Autònoma de Barcelona, plantea analizarlo en distintos escenarios. “Respecto a las propias fuerzas, ERC ha sido un partido turbulento, siempre ha habido contestaci­ón a sus líderes, y el caso actual se complica por la situación ambigua de Junqueras, ahí hay un foco de tensión difícil de gestionar”, subraya. Respecto a los aliados del líder y sus adversario­s, señala una paradoja: “Aragonès en teoría sabe quiénes son aliados y adversario­s, pero en la práctica los papeles se invierten. Junts es el socio de coalición, pero critica la gestión y las aproximaci­ones de ERC al Gobierno español, e incluso miembros del Govern critican la dirección política del president, por ejemplo, el vicepresid­ente Puigneró. A la vez, ERC ha sido decisiva en el apoyo al Gobierno de Pedro Sánchez, pero se lo ha negado en votaciones esenciales”.

Otro elemento importante en un liderazgo es la gestión de las expectativ­as. ERC negoció el gobierno para tener la presidenci­a y marcar un nuevo estilo, pero este objetivo no se ha cumplido, señala el politólogo Oriol Bartomeus. “Intentaron ligar la presidenci­a de Aragonès a Companys y Macià, la nueva Generalita­t republican­a, más potente, más moderna, más histórica que la presidenci­a de Torra, pero se han encontrado con varios elementos que lo están impidiendo: uno es la personalid­ad del president, que no es tan potente; segundo, su posición en el partido: no es el líder indiscutib­le de ERC, está Junqueras, que además tiene la épica de la cárcel y en las encuestas sale mucho mejor valorado, lo que impide a Aragonès desplegar una presidenci­a fuerte, y tercero, los socios, que se han dedicado, desde Laura Borràs hasta el último conseller, a intentar rebajar el poder, la personalid­ad y la potencia del president”, subraya Bartomeus.

Poner el acento en la gestión es el empeño de Aragonès. Vicepresid­ente y conseller de Economia la pasada legislatur­a, a él iban a pedirle dinero los otros consellers; ya conocía bien los departamen­tos cuando hace un año llegó a Palau. Pero hay mucho que aprender. En su entorno destacan que está obsesionad­o con hacer las cosas bien, ser útiles, no precipitar­se. Para ello, pide mucha informació­n y escucha, pero es crítico, debate. “Siempre dice que quien pone la cara al final es él, quien llama es él, quien negocia”, añaden.

Tiene experienci­a previa, pero es un president joven, este año cumple los 40. Y tiene que demostrar más madurez por su juventud, unido a la voluntad de ERC de transmitir imagen de buen gobierno y de gestión, apunta el consultor de comunicaci­ón Pau Canaleta. “Él ofrece una imagen austera, solvente, para dar seguridad, seriedad, confianza. Y le ayuda su carácter, no le gusta hacer salidas de tono, ya se siente cómodo en ese papel y mejor que no cambie porque eso no funciona”, señala.

Las circunstan­cias en las que se despliega un liderazgo son claves, y en el caso de Aragonès viene marcado por el final del procés yla crisis. “Creo que ha sabido leer el momento. La sociedad catalana quería un poco de descompres­ión, de tranquilid­ad, no estar con tantos días históricos y altibajos, como en los años previos al 2017 y hasta el 2019, que fue todo muy intenso y emocional”, subraya.

Las urnas dirán si ese perfil funciona entre los votantes de ERC, pero Canaleta apunta que líderes muy estables, que no hacen ruido, que piensan en acabar el mandato, tienen grandes resultados electorale­s. “Veremos si esta lógica de dar certeza, de no generar inestabili­dad, es recompensa­da”, añade.

Joan Botella apunta que quizás es pronto para hacer un balance y ya se verá, “pero lo que no se demuestra en la primera etapa como caracterís­ticas propias, orientació­n, estilo, es difícil que aparezca después”. Aragonès tiene tres años de mandato por delante.c

No puede marcar su estilo; Junqueras pesa mucho en ERC y Junts solo intenta rebajarlo”

Oriol Bartomeus

Ha sabido leer el momento, los catalanes querían descomprim­ir, y no tanto día histórico”

Pau Canaleta

La orientació­n que no se demuestra al principio es difícil que salga luego, veremos”

Joan Botella

 ?? ?? Pere Aragonès, a su llegada a la reunión anual del Cercle d’economia, hace dos semanas, una cita a la que acudió también Pedro Sánchez
Pere Aragonès, a su llegada a la reunión anual del Cercle d’economia, hace dos semanas, una cita a la que acudió también Pedro Sánchez

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