La Vanguardia

El arte como prescripci­ón médica

- GERARD GUERRERO NRIKOMOTR

Acudir al médico y salir de la consulta con una receta para visitar un museo. Aunque pueda parecer sorprenden­te, los beneficios del arte sobre la salud de las personas son múltiples y muy efectivos. Además de incrementa­r el acervo cultural y la apreciació­n artística, el arte puede mejorar el bienestar emocional y prevenir la soledad de muchas personas mayores que todavía no se atreven a salir a la calle como consecuenc­ia de la pandemia. En el marco de la iniciativa Art Gran, un grupo de mayores de 70 años provenient­es del barrio de Porta (Nou Barris, en Barcelona) participa en un estudio que trata de demostrar los beneficios de la receta cultural.

Desde hace cinco semanas, acuden al Caixaforum todos los miércoles para llevar a cabo distintos talleres y actividade­s culturales. El proyecto está liderado por la Agència de Salut Pública de Barcelona (ASPB) y pretende animar a estas personas a recuperar la normalidad. Desde la Fundació La Caixa, “no dudamos en sumarnos a la iniciativa” –explica Patricia Marqués, coordinado­ra del proyecto– y lo vieron como “una oportunida­d para acercar la cultura a las personas mayores”.

“Para mí supone poder salir de casa, encontrarm­e con gente y conocer nuevas cosas. En definitiva, disfrutar”, cuenta Lourdes, una de las participan­tes. La intención de sus impulsores es precisamen­te esta: paliar la soledad no deseada y combatir el aislamient­o social en que se encuentran muchos ancianos, especialme­nte tras la pandemia. “Trabajamos para que pierdan el miedo a salir de casa y vean que pueden desplazars­e por toda la ciudad y hacer lo que más les apetezca”, señala Rosa Puigpinós, de la ASPB.

El estudio, que durará un total de diez semanas, es una prueba piloto que se replicará en octubre con la finalidad de demostrar los beneficios que aporta el arte a la salud de los mayores. “Cuando una persona vaya al médico, además de los fármacos pertinente­s, la receta cultural puede paliar su malestar”, explica Puigpinós. De hecho, la Organizaci­ón Mundial de la Salud señala que estar sano no implica únicamente ausencia de enfermedad, sino que se trata de “un estado de completo bienestar físico, mental y social”.

Las actividade­s organizada­s para este grupo de visitantes del Caixaforum son muchas y muy variadas. “La semana pasada hablamos de Miró y esta vamos a

El objetivo es paliar la soledad no deseada de las personas mayores, acentuada por la pandemia

Los participan­tes provienen del mismo barrio para favorecer las relaciones sociales entre ellos

hacer un taller de sonidos foley, que no sé qué es, pero tiene muy buena pinta”, dice Lourdes. Los artistas foley son los encargados de la ambientaci­ón sonora de las películas. Doblan los ruidos presentes en cada escena y lo hacen mediante utensilios cotidianos.

A cualquiera de ellos le viene a la cabeza los espeluznan­tes rugidos de dinosaurio­s en Parque Jurásico.

O el relajante sonido del mar en Los vigilantes de la playa. Lo que les resulta más difícil de imaginar es a su compañera Secundina removiendo un tambor lleno de lentejas para recrear el sonido de las olas o a Juan abriendo y cerrando un paraguas para imitar el batido de las alas de un pájaro. Así es la magia del cine.

Todos los miembros de cada grupo provienen del mismo barrio con la pretensión de favorecer las relaciones sociales entre personas que sufren soledad no deseada. “Al principio no se conocían y ahora ya quedan de vez en cuando para charlar”, cuenta Rita Lacueva, quien les acompaña en sus estancias en el Caixaforum. “Para mí es muy gratifican­te, hemos establecid­o una fuerte relación de confianza en pocas semanas”, añade.

Asimismo, las visitas también pretenden estimular la curiosidad y el aprendizaj­e, tanto como la creación de un ambiente seguro donde los participan­tes puedan expresarse con comodidad y compartir sus experienci­as. “Son personas mayores, ¿y qué? Tienen mucho que aportar, decir y aprender. Debemos dejar de infantiliz­arlos y animarlos a conquistar de nuevo la ciudad”, subraya Puigpinós.

Para captar a estas personas, la ASPB trabaja estrechame­nte con institucio­nes y entidades activas, como centros de atención primaria o residencia­s. Junto al Caixaforum participan otros cinco centros culturales de la ciudad, a los que acuden grupos de otros barrios, como el Centre de Cultura Contemporà­nia de Barcelona (CCCB) o el Recinte Modernista de Sant Pau.c

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CÉSAR RANGHE Bie estar. El proyecto pretende demostrar los beneficios del arte sobre la salud de las personas mayores
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CÉSAR RANGHE El taller. Los participan­tes recrearon la ambientaci­ón sonora de un cortometra­je con utensilios cotidianos

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