Las empresas de rafting buscan instructores
Esta temporada trabajan en el Pallars Sobirà 271 negocios de deportes de aventura, 43 más que antes de la pandemia
Veintitantos alumnos de sexto de primaria del colegio público Son Basca de Sa Pobla, de Mallorca, hacían rafting hace unos días en Llavorsí, en el Pirineo de Lleida. “Es un viaje de aventura, están entusiasmados”, contaba una de sus tutoras antes de descender su primer río de aguas bravas, el Noguera Pallaresa. Es uno de los cientos de grupos que cada semana se desplazan hasta esta comarca, que ha convertido su creciente oferta de turismo activo en un potente motor económico. El sector busca ahora más monitores para poder dar respuesta a una demanda que no hace más que crecer.
Seori Ormiston es uno de los instructores. En el camping de Llavorsí, antes de meter la barca en el río, da instrucciones al grupo. Después de diez kilómetros de emocionantes rápidos, instructor y estudiantes salen del río en el puente Gulleri. Están eufóricos. Seori es de Oban, Escocia. En su país era guía de deportes de aventura. Llegó al Pallars Sobirà como estudiante en el 2012 a grabar un vídeo de seguridad en los deportes acuáticos, para conocer como trabajar cuando los kayaks o las balsas se volcaban. Un año después, mientras estudiaba el equivalente a Inef, volvió a hacer prácticas y pidió trabajo en una de las empresas, Rocroi. “Mi plan era hacer una o dos temporadas, pero conocí a María, me enamoré y ya tenemos una hija, Ona; ya me siento de aquí”.
Estudiantes de su universidad –la North Glasgow College– y de la UHI West Highlands Fort William College suelen hacer prácticas en las aguas bravas del Noguera Pallaresa. Algunos se han quedado varias temporadas. Todos ganan. Los instructores, en formación, y las empresas, estudiantes en prácticas que pueden atender en inglés al gran número de extranjeros que cada año buscan aguas bravas en Lleida.
La oferta de turismo activo llegó aquí hace 36 años. Turísticamente hablando, ha representado para la comarca un antes y un después. La temporada, que antes se reducía a las vacaciones de Navidad, ahora dura casi todo el año. “Los contratos de invierno se alargan, y gente joven del territorio puede estar ocupada en el sector todo el año, el 90% de la gente es de la zona, trabaja en pequeñas empresas, lo que ha permitido frenar la despoblación”, explica.
Después de la pandemia, el sector del deporte de aventura se ha fortalecido. Esta temporada trabajan 271 empresas, 43 más que antes de la pandemia, con unas cincuenta actividades de tierra, aire y agua, con el rafting como actividad estrella.
A los instructores del territorio se suman sudamericanos, escoceses y franceses. Pero las empresas necesitan a más. La Associació d’empreses de Turisme Actiu del Pallars Sobirà está trabajando en la formación. Su presidente, Florido Dolcet, pide facilidades “para contratar a gente de otros países para los trabajos específicos de rafting”. Dolcet explica que “una cosa es un guía de turismo activo, trekking o mountain bike, pero cuando hablamos de rafting hay que tener en cuenta que se hace en lugares muy concretos y la bolsa profesional es muy reducida. Si queremos crecer y dar este servicio, necesitamos una bolsa de trabajo más grande y preparada internacionalmente. Nos llegan clientes de todo el mundo”, añade.
La asociación pedirá formalmente a la administración medidas para facilitar este tipo de contrataciones. Dolcet recuerda que el negocio arrancó con numerosos trabajadores de países como Perú, Chile, Argentina, de Costa Rica, Francia, Inglaterra y Escocia.c
“Es un perfil muy específico y tenemos que contratar a monitores extranjeros para cubrir la demanda”