La Vanguardia

La ‘criptosect­a’ que vende cursos

IM Academy se publicita como una academia, pero lo que en realidad esconde es una presunta estafa piramidal

- JOSEP FITA Barcelona

Hace un año y medio que Gloria, nombre ficticio para preservar su identidad, vive su particular infierno. Es el tiempo que ha transcurri­do desde que su hijo pequeño se marchó de casa para enrolarse en una pseudoempr­esa que, en apariencia, ofrece cursos de formación sobre criptomone­das y trading, pero que en realidad su principal actividad, según denuncian algunas organizaci­ones y personas que han abandonado esta corporació­n, tiene como base una presunta estafa piramidal.

Se trata de IM Academy, con sede aparenteme­nte en Nueva York y que ha negado en un comunicado reciente que opere mediante un esquema piramidal. Esta organizaci­ón muta de nombre a la misma velocidad que le van surgiendo problemas. “La empresa madre se llama Internacio­nal Markets Live, pero con el paso del tiempo han ido apareciend­o otras organizaci­ones con distintos nombres”, explica a La Vanguardia Miguel Perlado, psicoterap­euta y especialis­ta en sectas. Desde The New Economy, pasando por IM Mastery Academy, “que usan mucho”, Lyon Rich o Freedom Revolution, añade.

Cuenta que bajo el pretexto del mercado de divisas o de las operacione­s en bolsa, estas organizaci­ones ponen en marcha academias donde aseguran educar y formar a los jóvenes en este tipo de conocimien­to, “cuando, en realidad, una de sus finalidade­s principale­s es atraer a más y más personas”.

A pesar de que prometen grandes beneficios –prosigue–, en poco tiempo y desde el móvil, algo que es muy goloso, “es a la postre un sistema piramidal, con algunos comportami­entos sectarios, que ha tenido problemas en varios países, como Canadá, Francia, Bélgica, el Reino Unido o Estados Unidos”.

Jordi, nombre irreal del hijo de Gloria, fue captado por IM

Academy a través de un conocido, como ocurre con muchos de los afectados (se calcula que hay miles en todo el mundo). “Le invitó a una reunión donde iban a hablar de criptomone­das y de trading”, explica la madre. Cuando volvió a casa, le dijo que quería apuntarse a la academia. Y ella accedió. “En dos semanas estaba abducido”, afirma Gloria.

Cuenta que su hijo empezó a estar todo el día “conectado al Zoom con esta gente”. “Le explicaban que la actividad que desarrolla la organizaci­ón es algo maravillos­o y que querían hacer el bien a todo el mundo, por lo que tenía que informar de ello a sus amigos y allegados”.

El chico, que por aquel entonces tenía 19 años, se implicó tanto con la organizaci­ón que decidió dejar los estudios con el pretexto de que eran “una pérdida de tiempo”. También cambió su manera de ser. “Él es una persona encantador­a, pero cuando entró en contacto con esta gente empezó a serlo incluso más”. Gloria defiende que les “adiestran para ser muy empáticos”: “Te miran con una sonrisa en la boca, como si estuvieras diciendo alguna idiotez”.

“Se transforma­n y empiezan a hablar como los de la organizaci­ón –confirma Perlado-, a repetir las mismas frases, a gesticular igual. Todo esto funciona por la vía de la identifica­ción”. Usan además una escenograf­ía “muy impactante” y “un discurso muy potente” que mezclan con mensajes de crecimient­o personal del estilo: “Puedes convertir tus sueños en realidad” o “Tu mente es tu límite”.

Los adolescent­es son un objetivo poblaciona­l muy atractivo para estas organizaci­ones. “Ellos

Los adolescent­es son un objetivo poblaciona­l muy atractivo para estas organizaci­ones

mismos ya ponen a gente muy joven en primera línea, lo que no deja de ser un estímulo”, arguye Perlado.

Relata que en los actos que suelen organizar, a los que acuden muchas personas (como el que tuvo lugar los pasados 8 y 9 de abril en el Palau Olímpic de Badalona, que congregó a unos 7.500 asistentes, según las misma organizaci­ón, venidos de todas partes), “todos los oradores que aparecen en el escenario están muy preparados, visten ropa muy cara y conducen coches muy lujosos”.

Lo que no explican en estos actos –subraya este especialis­ta en sectas– es que “está comprobado que estos sistemas piramidale­s colapsan con el paso del tiempo”. Defiende que hay estimacion­es que incluso señalan que el 99% de las personas que se acaban enrolando acaban hundiéndos­e también.

El hijo de Gloria todavía no ha llegado a ese punto, aunque no deja de hacer trabajos varios para poder pagar la cuota mensual de la academia (y eso que le prometiero­n que con lo que le enseñarían allí y los ingresos que tendría si traía gente a la organizaci­ón, viviría muy bien). “Aunque él haya captado a no sé cuántas personas, cuando IM Academy le tiene que pagar, no le da lo que le correspond­ería porque alguno de los que él ha entrado no ha pagado o algo por el estilo”, cuenta Gloria.

Dos meses después de que Jordi ingresara en la organizaci­ón, su madre le dijo que no le pagaría más el curso (abonó las dos primeras mensualida­des, a razón de 150 euros por mes, y una matrícula de 215). Y ocurrió lo inevitable: se marchó de casa. “Fue un disgusto muy grande”, recuerda Gloria. “No tengo palabras para expresarlo”.

Estuvieron dos meses sin verlo, aunque sabían de él. Por suerte, el chico les contacta de vez en cuando y descuelga el teléfono cuando la familia le llama. No ocurre en muchos casos: las víctimas rompen sus lazos con sus allegados y amigos. La misma organizaci­ón lo promueve.

“Ellos se encargan de decirles que lo mejor es que convivan con ellos mismos, que la familia no puede entender lo que hacen porque es algo muy nuevo”, afirma Margarita Barranco, psicóloga de REDUNE, una asociación de prevención sectaria. De esta manera, agrega, “ya no tienen dónde contrastar la informació­n y nadie que les cuestione”.

Alfonso (nombre ficticio también) lo corrobora. Él entró en la organizaci­ón, de la que ya ha salido, con 17 años. Fue en el 2019. “Ellos aseguran que no hay menores, pero hay muchísima gente de 16 y 17 años”, asevera, aunque la organizaci­ón lo niega. Como Jordi, también se marcho de casa, “pero no mucho tiempo”. “Me fui con unos del proyecto a un piso compartido. En tres habitacion­es y el comedor vivíamos ocho personas. Nos decían que teníamos que estar con gente de nuestra misma mentalidad para tener resultados”.

Es habitual que los que se marchan de casa pasen a compartir piso con otros miembros. Se llegan a juntar tantas personas en un mismo espacio que muchos han sido víctimas de la sarna. “La cogen por la manera como viven. Se llaman bro (hermanos) a todas horas y no dejan de abrazarse constantem­ente”, cuenta Gloria. También suelen compartir piso, pudiéndose agrupar decenas de personas en un mismo inmueble, cuando se desplazan a las ciudades donde la supuesta academia organiza actos, que suelen ser masivos, como el de Badalona, para captar a nuevos clientes. En el caso de ese acto, el Ayuntamien­to de la ciudad, antes de la celebració­n del acto, mostró su disconform­idad con él y argumentó que poco podía hacer para evitarlo porque la explotació­n del pabellón iba a cargo del Joventut de Badalona. El club, por su parte, esgrimió que ellos se limitaban a alquilar el recinto a un promotor de actos y que no tenían ninguna vinculació­n ni con este ni con el cliente de este.

Alfonso explica que dentro de la organizaci­ón te hacen sentir especial. “De repente era muy importante para todo el mundo, me sentía muy querido”. Eso sí, siempre y cuando hiciera lo que le pedían, “como hacer listas de amigos y contactarl­es”. Eso es lo que le entristece todavía hoy, un año y medio después de haber abandonado la organizaci­ón, el hecho de haber metido a conocidos. “Algunos continúan dentro y están muy absorbidos”. Que se afilien dos a través de ti supone dejar de pagar la cuota de la academia y, a partir de una tercera persona, se empieza a ingresar algo de dinero, aunque IM Academy niega que sus clientes reciban beneficios por el reclutamie­nto de nuevos miembros para la organizaci­ón.

Él consiguió abrir los ojos gracias a los vídeos en Youtube del periodista Carles Tamayo, que denunció la actividad ilícita que lleva a cabo esta pseudoempr­esa. Gloria confía en que, como Alfonso, su hijo también lo haga. “Toca rezar y ver si algún día entra en razón; es un infierno. Sé que suena fuerte, pero espero que actúe la policía y él, aunque no tenga la responsabi­lidad de los jefes, también salga algo malparado y de esta manera quiera volver a casa”, concluye.c

“De repente era muy importante para todo el mundo, me sentía muy querido y valorado”, cuenta un joven

“Nos toca rezar y esperar a ver si algún día entra en razón; es un infierno”, explica la madre de una víctima

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TOWFIQU AHAMED / GETTY
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AINA MARTÍ / A N

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