Relevo inminente para los obispos Francesc Pardo y Antoni Vadell
Se han hecho ya las consultas y se vaticina que serán prelados catalanes
El pasado 12 de febrero fallecía el obispo auxiliar de Barcelona, Antoni Vadell, de 49 años. Y tan solo 48 días después lo hacía el obispo de Girona, Francesc Pardo, de 75 años. Dos vacantes que podrían ser cubiertas antes del verano según distintas fuentes eclesiásticas. Se sabe que en las últimas semanas se han hecho consultas e informes y que las ternas podrían estar a punto. La presencia este pasado viernes del cardenal Juan José Omella en Roma, en tanto que miembro de la Congregación para los Obispos, encargada de supervisar los nombramientos, ha disparado la rumorología.
La vacante de Barcelona se considera clave porque Omella, dadas sus responsabilidades, tanto en Roma como en Madrid, donde ejerce como presidente de la Conferencia Episcopal Española, necesita de esta ayuda y refuerzo a los otros dos obispos auxiliares, Sergi Gordo y Javier Vilanova, y más en pleno periodo sinodal. Y en Girona porque Francesc Pardo ya había presentado su renuncia hace casi un año, tras cumplir la edad reglamentaria de los 75, y al tratarse de una diócesis relevante no se considera conveniente mantener demasiado tiempo a un administrador apostólico, cargo que ocupa Lluís Suñer, de 76 años. Incluso se especula con un nombramiento simultáneo, aunque otras fuentes creen que primero será el de Barcelona y después en Girona, pero en todo caso antes de la fiesta patronal de San Narciso.
Las quinielas apuntan como nuevo obispo auxiliar de Barcelona a un candidato joven, “en la línea Omella”
Girona es hoy por hoy una diócesis muy tocada por un alto grado de secularización y la escasez de sacerdotes, a duras penas un centenar para 392 parroquias y una edad media de 73 años. Pero por su situación e historia tiene un peso superior al de su demografía o extensión. El historial de sus últimos obispos así lo acredita: Josep Cartanyà, Narcís Jubany, Jaume Camprodon, Carles Soler y Francesc Pardo. Nadie pone en duda que el próximo obispo será catalán. Ni siquiera se plantea la posibilidad de que pueda ser valenciano o balear (lo son los de Solsona, Tortosa, Lleida, Sant Feliu). Y ya se han disparado las quinielas. La conservadora web clerical de Germinans Germinabit fue de las primeras en apuntar el nombre de Fidel Catalan, vicario general de Terrassa, que contaría con el supuesto apoyo del anterior obispo Saiz Meneses, ahora en Sevilla, como un candidato que podía contrarrestar otros nombres con más pedigrí catalanista como Enric Termes, Josep M. Turull, párroco de la Sagrada Família, o Josep M. Domingo, todos ellos presbíteros de la diócesis de Barcelona. Curiosamente en estas quinielas tienen pocos números los sacerdotes gerundenses, aunque algunas consultas internas avalan nombres como los de Jordi Font, rector del Seminario, Esteve Sureda, delegado de Cáritas, y Joan M. Amich, coordinador diocesano del proceso sinodal, los tres vicarios generales.
Con respecto a Barcelona, varias fuentes se inclinan por algún sacerdote de talante más discreto, “más en la línea Omella”, que conozca bien la diócesis y joven. Entre los nombres que circulan está el de Emili Gil Batllori, protovicario general de la archidiócesis, y el de Emili Marlés, de 49 años, físico y párroco de Sant Pere d’octavi de Sant Cugat. Pero también se recuerda que el último auxiliar nombrado, Javier Vilanova, fue una auténtica sorpresa.