La Vanguardia

“Occidente debería haber abrazado a Rusia en los noventa”

Académico de Harvard, premio Nobel de Economía 2007

- P ERG ORG O M. SANDR

En anteriores entrevista­s con este diario, el académico de Harvard y premio Nobel Eric Maskin soltó algunas frases que, leídas hoy, parecen proféticas. Para que luego digan que mejor que los economista­s no hagan pronóstico­s sobre el futuro.

Año 2015, invasión de Crimea. Usted dijo: “No sabemos lo que Putin persigue, si es que él lo sabe. Quiere aparecer ante sus ciudadanos como gigante y recuperar el orgullo ruso de gran potencia...”.

Creo que el concepto sigue siendo válido. Putin ha hecho carrera jugando primero con el sentimient­o de inferiorid­ad que sienten los rusos tras la disolución del imperio soviético, y luego llegó al poder por el caos económico de finales de los noventa. En mi opinión, Occidente perdió en ese momento una gran oportunida­d. Cuando cayó la Unión Soviética, seguimos pensando en Rusia como un adversario, y no solo mantuvimos la OTAN, sino que la ampliamos. Un enfoque alternativ­o podría haber sido abrazar a Rusia del mismo modo en que se abrazó a Alemania y a Japón tras la Segunda Guerra Mundial, e incorporar a Rusia plenamente a la comunidad de Occidente.

Pero Alemania y Japón estaban derrotados por completo. Me doy cuenta de que no es una comparació­n perfecta porque es cierto que Occidente tuvo más control sobre el destino de estos países. Pero el hecho es que estos enemigos acérrimos se convirtier­on en nuestros aliados más cercanos, y eso podría haber ocurrido con Rusia, y no fue así. En cambio, permitimos que alguien como Putin alcanzara el poder tratando de diferencia­r a Rusia de Occidente.

Profesor, aplicando sus estudios económicos sobre las teorías de los juegos, ¿cree que ahora sería convenient­e negociar un acercamien­to con Putin?

En este momento es demasiado tarde para hacer algo con respecto a Putin. Pero espero que una vez que se haya ido, podamos repensar nuestra política hacia Rusia y quizás adoptar un enfoque más similar al que se adoptó hacia Alemania y Japón después de la Segunda Guerra Mundial siguiendo el mismo juego.

Más hemeroteca. Año 2008. Cito: “Si queremos recuperar la prosperida­d, tenemos que reducir nuestra dependenci­a de los fósiles baratos...”.

Claro. Putin nunca podría haber lanzado esta guerra contra Ucrania si no fuera por el combustibl­e fósil, porque su guerra está siendo financiada por Occidente y su compra de combustibl­e. La guerra es terrible, por supuesto, pero hay algunos aspectos brillantes en ella. Uno es la reunificac­ión de Occidente. Estamos cooperando como no lo habíamos hecho en años, pero también el conflicto nos recuerda la importanci­a de hacer algo con los combustibl­es fósiles. Ahora, hasta donde yo sé, todavía no hemos dado pasos concretos en esa dirección, pero me imagino que llegarán.

Si usted fuera el presidente de Ucrania Zelenski ¿qué haría?

Yo estaría dispuesto a hacer concesione­s para conseguir que la guerra termine rápidament­e y que grandes partes de Ucrania no queden reducidas a escombros. Implicaría dar a Rusia el control efectivo de ciertas partes del territorio en el este del país y reconocer que Rusia es ahora dueña de Crimea. Esto podría ser muy difícil de aceptar para los ucranianos. Sin embargo, tengo una gran creencia en la eficacia de los buenos líderes políticos, aquellos que tienen capacidad de persuadir a su electorado para que acepte cosas que de otro modo no se esperaría que hicieran. Esto fue cierto en el caso del presidente Roosevelt en la Gran Depresión y en la Segunda Guerra Mundial y fue cierto en el caso de Churchill con Inglaterra. Zelenski es un político con mucho talento y podría jugar la baza de la expansión de la OTAN. La adhesión de Finlandia podría ser una moneda de cambio para la paz. Pero esto no sucederá mientras Putin esté en el poder. Ya tiene 70 años, así que no va a estar ahí para siempre. Después habrá una gran oportunida­d para hacer lo que se debería haber hecho en los años noventa y traer a Rusia a la comunidad internacio­nal, en cuyo caso no necesitare­mos a la OTAN nunca más.

En la mesa redonda en la que participó como miembro del comité científico en la Barcelona School of Economics (BSE) debatieron sobre globalizac­ión y desigualda­d. ¿Ha terminado la larga fase de apertura de la economía? No, no creo que la globalizac­ión se haya acabado y con franqueza espero que no. En general ha sido una fuerza extremadam­ente beneficios­a para el mundo. Pienso en lo que ha sucedido en India o en China: es como un milagro económico, han podido crecer rápidament­e y sacar a cientos de millones de personas de la pobreza. Pero la globalizac­ión también tiene sus inconvenie­ntes. Y uno de los más destacados es la desigualda­d. Afecta de especial manera a las personas no cualificad­as. Y eso es lamentable, pero quizás lo más grave es que es una amenaza para la estabilida­d de la sociedad, cuando empieza a deshacerse y a desmoronar­se. El auge del populismo de derechas está muy ligado a la desigualda­d.

¿Cómo se debe intervenir?

La clave está en la educación y la formación de habilidade­s. Sí, se puede intentar hacer alguna redistribu­ción, se puede gravar a los ricos y dárselo a los pobres. Pero así no se llega al problema esencial, que es que hay demasiada gente que, en el estado actual de las cosas, no tiene recursos para mantenerse y que su vida sea satisfacto­ria. Así que la respuesta no es arrojarles dinero, sino darles las habilidade­s que necesitan para contribuir de forma productiva a la sociedad. Y eso es posible.

¿No es lo que intentó hacer Joe Biden con el programa Build Back Better?

El presidente de EE.UU. estaba tratando de aprobar una inversión de este tipo el año pasado.

Había una gran cantidad de dinero para invertir en colegios comunitari­os, que son una forma de dar a las personas formación profesiona­l, para ser electricis­tas o fontaneros, o mecánicos de coches. Y todas estas habilidade­s son muy valoradas, pero la gente no siempre puede permitirse adquirirla­s por sí mismas. Necesitan ayuda. Desgraciad­amente, el programa Build Back Better no salió adelante. Y creo que el problema fue que había demasiados otros programas que se agruparon en este enorme paquete de gastos de 2 billones de dólares.

Hay mucho debate sobre la necesidad de subir impuestos para equilibrar las finanzas públicas. ¿Qué opina?

Si no tuviéramos una inflación elevada, entonces diría que sí, que podríamos subir los impuestos. Pero el problema es que para detener la inflación puede ser necesario tomar medidas que pongan a la economía en recesión y entonces no conviene subir los impuestos. Es contraprod­ucente.

A principios de los ochenta el presidente de la Reserva Federal Paul Volcker subió tipos hasta el 20% para frenar la inflación. Tuvo mucho éxito en deshacerse de la inflación, que era mucho más alta que hoy simplement­e aumentando los tipos de interés. Pero, por supuesto, también causó una recesión. Es probable que hoy la inflación no sea tan mala como para que tengamos el mismo riesgo de una profunda recesión que en los años ochenta.

Pero ¿hay un riesgo de estanflaci­ón?

Sí, y es real. Y por eso tenemos que hacer algo con la inflación ahora. Creo que los bancos centrales, la Reserva Federal en EE.UU., el Banco Central Europeo, etcétera, tienen que tomarse en serio este problema y resolverlo rápidament­e para hacer posibles todas las demás cosas de las que estamos hablando, como las inversione­s en capital humano.

En cambio lo que está aumentando son las inversione­s en defensa y gasto militar.

Eso, de nuevo, me hace lamentar la política de Occidente hacia Rusia de hace años. Si Rusia estuviera de nuestro lado ahora –y debería haberlo estado– compartirí­amos mucho en común con los rusos. Durante muchos años estuve estrechame­nte relacionad­o con la universida­d rusa, la Escuela Superior de Economía, que tiene varios campus. El más grande está en Moscú. Es un centro que se creó tras la caída de la Unión Soviética para formar a los futuros líderes de Rusia. Y realizó un magnífico trabajo. Fue una universida­d de gran éxito, con fuertes vínculos con Occidente. A sus graduados les fue bien en los negocios, aunque no tan bien en el gobierno debido a la forma en que está organizado en Rusia. Y ahora, debido a este conflicto, la universida­d es un caos. Es terrible. Nos quejamos de lo que la guerra está haciendo a Occidente y a Ucrania, pero también es una tragedia para Rusia, porque hay muchos rusos bien educados que están imaginando una Rusia mucho más próspera, mucho más parecida a Occidente. Esto podría haber sucedido. Y es también nuestro fracaso histórico.c

Política económica

“No hay que arrojar dinero a los más pobres sino invertir en formación”

Recesión “El riesgo de estanflaci­ón es real, primero hay que reducir la inflación”

 ?? CÉSAR RANGEL ?? Eric Maskin, durante su visita a Barcelona en un acto de la Barcelona School of Economics
CÉSAR RANGEL Eric Maskin, durante su visita a Barcelona en un acto de la Barcelona School of Economics

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain