‘Una història de la literatura’
El programa Una història de la literatura (TV3, jueves, 23.25 h) no es un programa de literatura. Las dos primeras entregas han tenido como excusa a Caterina Albert y a Eugeni d’ors, respectivamente. No he aprendido nada acerca de Caterina Albert ni acerca de Eugeni d’ors, porque
Una història de la literatura no es un programa de literatura, es un programa de humor, una parodia de un programa de literatura. Las respectivas glosas sobre Caterina Albert y Eugeni d’ors resultarían cómicas si el telespectador supiera algo de esos escritores, cosa que dudo: no hay efecto cómico por desconocimiento del referente real. El programa Una història de la literatura no es un programa de literatura, es una entrevista a un escritor o similar (Empar Moliner, Toni Soler, seguirán Malcom Otero, Pepe Colubi, Oye Sherman...), pero las preguntas de la entrevista encajan mejor en Alguna pregunta més que en un programa de literatura. No sales mejor ni peor de ver Una història
de la literatura ni van a morir gatitos, ni va a pasar nada, solo que Elisenda Pineda se divierte, como su acompañante Godai Garcia. Siempre jovial y efervescente, Elisenda Pineda ha decidido no avergonzarse nada por bromear a costa del programa de literatura que telespectadores de TV3 desearían ver un día, y lo ha conseguido. Una història de la
literatura no es un programa de literatura porque no quiere serlo, y sí es una chanza intrascendente porque quiere serlo.
PODERÍO. Televisión Española está jugando bien el éxito de la cubanacatalana Chanel, con una sucesión de emisiones, ruedas de prensa y especiales sobre la artista y su éxito. Chanel es imbatible: ha superado ataques, críticas, reproches, trampas... a base de talento, trabajo, entrega a su arte y sentido común. Nadie va a poder hacerle daño, porque ha decidido defender su independencia, imponer su criterio y hacer valer su arte. Contra eso nadie puede nada, ni siquiera TVE, que ha sacado del armario a Massiel para reivindicar así su historia de triunfos: TVE ha sabido dar la vuelta al lastre de la maldición eurovisiva, pues parecía condenada al fracaso y ahora parece haber ganado el certamen este año y siempre. Hay que aplaudirlo. Y reírse de las neopuritanas –y envidiosas– que aún critican a Chanel al verla afirmar con orgullo y arte el poder sensual de su feminidad. – @amelanovela