La Vanguardia

La deliciosa metamorfos­is de L’esguard

Casi tres lustros después de que dejara Llavaneres, el neurólogo y chef Miguel Sánchez Romera vuelve con la cocina fascinante de L’esguard, ahora en Sant Pere del Bosc (Girona)

- Cristina Jolonch arcelo a

Podríamos decir que el que fue uno de los restaurant­es más interesant­es de este país ha regresado, casi quince años después de que su chef, el neurólogo Miguel Sánchez Romera, dejara la antigua masía de Sant Andreu de Llavaneres donde se instaló en 1996 con su pareja y cómplice profesiona­l, Cristina Biosca. Pero lo cierto es que L’esguard, que ahora recala en el antiguo monasterio de Sant Pere del Bosc (Lloret de Mar. Girona), nunca desapareci­ó.

La cocina que sedujo a comensales de todo el planeta ha viajado y se ha nutrido con las vivencias de su autor, que estos años (con el paréntesis del breve Rice, en Barcelona), ha trabajado lejos, desde Nueva York a China o Japón. Y esa experienci­a es parte de una metamorfos­is, como la que transforma­ría la crisálida en la mariposa que adorna las paredes. Es un símbolo de la Cocina Modernista (como el espacio) con la que ahora se identifica y busca rescatar el pasado y actualizar­lo sin olvidar la simbiosis con la naturaleza viva, la delicadeza de gustos o aromas y la solemnidad del restaurant­e.

Sánchez Romera, el neurólogo que cocina (no el cocinero que es neurólogo), ha crecido profesiona­l y humanament­e, aunque bromee argumentan­do que tras esa sugerente sabiduría que dan los años no hay más que la inevitable pérdida de dopamina y el aumento de serotonina. Cosas de la vida.

Vuelve este singular chef al escenario de la restauraci­ón catalana con su propuesta de alta cocina y con el complement­o de la vecina Fonda L’esguard, en el hotel del conjunto en el que la pareja se ha instalado, y donde el bosque se cuela en el comedor. Allí sirven cocina catalana sin interpreta­ción alguna (con un ticket medio de 35 euros), fiel a una cultura culinaria que le entusiasma y que describe como el refinamien­to

rural más salvaje que ha conocido.

No ha cambiado la filosofía de L’esguard, y él no ha perdido un ápice de esa curiosidad de científico que le han animado a seguir explorando la neurocienc­ia y también a crear un espacio sobre el restaurant­e que pretende ir más allá. Un lugar para la reflexión y el debate en el que han de pasar cosas, y que él define como el faro de la cultura, el arte y la ciencia culinaria catalana.

La cocina de L’esguard (con dos menús a 120 y 150 euros) sigue siendo artesanía pura, con elaboracio­nes redondas, a las que no falta ni sobra nada, algunas evolución de tiempos pasados, otras nuevas. Platos deliciosos, como las lentejas tipo Beluga, caviar Beluga con pasta y crema de wakame, el caldo de verduras y tuétano con huevo de codorniz poché, co

mo la ostra en tartar con vainilla y crema de puerros y cebolla, sabrosa y sutil, como la evolución de su salmón clásico, macerado con remolacha o el arroz con marisco, beurre blanc y especias.

Sánchez Romera, también licenciado en Bellas Artes, nunca elige el camino más corto en su cocina, sino que se esfuerza para sumar el detalle que aportará una textura o un matiz de sabor, sin alejarse de la pureza. Es un chef meticuloso que se sabe afortunado de contar con Mark Magtibaya a su lado, el jefe de cocina que le acompaña desde hace 18 años, de quien dice que es pura luz.

En el nuevo L’esguard que acaba de abrir sus puertas, y donde encontramo­s detalles de la decoración del anterior, reconocemo­s esa singularid­ad que le valió elogios de los críticos tan rotundos como el de Bob Noto, quien afirmaría: “En España están Adrià, quienes le siguen y Miquel Sánchez Romera”.

Esa singularid­ad de su trabajo adquiere aún más relevancia cuando a las grandes cocinas les resulta casi imposible avanzar ajenas a las tendencias. Sin embargo el doctor sigue a su aire, como protegido por la asepsia de un quirófano mental, para no “contaminar­se” de lo que está de moda. Sigue con ese estilo singular y colorido que hace que quien lo haya visitado alguna vez pueda identifica­r sus platos al instante. También las cocciones perfectas, o las acertadas combinacio­nes de ingredient­es. Lo vemos cuando llega el pichón de Bresse en cochet al grill y berenjenas a la llama de olivo sobre el damero de especias tan suyo, un plato perfecto. O en los postres delicados y ricos, como el helado laminado de chocolate, con frutas y rosas. Y hablamos largo y tendido coloreando páginas en blanco de esos años en que estuvo lejos. Lo hacemos con suculentos relatos sobre la cocina madre y dueña del sabor, la china, y su hija predilecta, la japonesa; sobre Francia y el refinamien­to lujoso, sobre la mediterran­eidad turca o el amor a la cocina catalana.c

Junto al restaurant­e, en el hotel del conjunto modernista, ha abierto La Fonda de L’esguard

 ?? Peee Duean I NORD MEDIA ?? Miguel Sánchez Romero en el comedor principal del nuevo L’esguard, en Sant Pere del Bosc
Peee Duean I NORD MEDIA Miguel Sánchez Romero en el comedor principal del nuevo L’esguard, en Sant Pere del Bosc
 ?? Peee Duean I NORD MEDIA ?? La Fonda de L’esguard, en el hotel del conjunto modernista
Peee Duean I NORD MEDIA La Fonda de L’esguard, en el hotel del conjunto modernista

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