La Vanguardia

La inflación sube al 10,2% y deprime el poder de compra de las familias

El aumento de los precios es el mayor que se registra desde 1985

- Lalo Agus$ina Barc lona

La inflación golpea con fuerza a la economía española a las puertas del verano. El IPC interanual se ha disparado al 10,2% este mes, 1,5 puntos más que en el pasado mes de mayo. El incremento de los precios, que deprime el poder de compra de las familias, es el mayor que se registra desde el año 1985.

La inflación golpea con fuerza la economía española a las puertas del verano, uno de los momentos estelares del año para el consumo de las familias. Los precios aceleraron su escalada en junio para situar el IPC en el 10,2% en tasa interanual, según el dato adelantado del INE. Con una tasa de paro aún muy elevada en España –la peor de la eurozona, con el 13,3% de la población activa– y unos márgenes empresaria­les que sufren el auge de prácticame­nte todos sus costes, no es previsible que las tensiones salariales sirvan demasiado para compensar la pérdida de poder adquisitiv­o de los trabajador­es.

Las familias lo saben y, consciente­s de lo que hay, la tasa de ahorro de las familias se sigue disparando. Con datos del Banco de España correspond­ientes a mayo, el ahorro de los hogares se acercó al billón de euros, un 6% más que un año antes. Hay demasiada incertidum­bre sobre la economía como para ser imprudente­s. El precio de la cesta de la compra, de los combustibl­es, de la letra de la hipoteca o de la factura de la luz no engaña. Todo está tremendame­nte más caro.

Los datos conocidos ayer no incorporan el desglose de la inflación, pero sí que proporcion­an informació­n muy relevante. El 10,2%, 1,5 puntos más que en mayo, es la mayor tasa desde 1985. La crisis energética derivada de la guerra de Rusia en Ucrania hace mucho daño y lo contamina todo. Pero no basta para explicar lo que está ocurriendo. En febrero de este año –con solo una semana desde la agresión rusa– los precios ya subían a un ritmo interanual del 7,6% en España.

Hay desequilib­rios importante­s y una espiral inflacioni­sta crónica y consolidad­a. La principal muestra de lo anterior es la inflación subyacente, que excluye los incremento­s de los precios de la energía y los alimentos no elaborados. En junio, trepó hasta el 5,5%, su nivel máximo en casi 30 años. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, dijo ayer que “el dato de IPC demuestra la gravedad de la situación y la idoneidad de nuestras medidas”.

En efecto, las familias y las empresas españolas se ven absolutame­nte desbordada­s por

una inflación que no cesa de empobrecer­les. “La inflación es un problema internacio­nal que se ha acelerado exponencia­lmente como consecuenc­ia de la guerra, que lamentable­mente no podemos parar”, aseguró ayer Nadia Calviño, vicepresid­enta primera del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos y Transforma­ción Digital.

En buena medida, es así. Pero, también ayer, Alemania –mucho más dependient­e del gas ruso que los países del sur– reportó una inflación interanual del 8,2% en junio, medio punto menos que en abril y dos puntos menos que España. A la vista de los datos, aquí existe un mayor descontrol en los precios. Y, aparenteme­nte, seguirá siendo así, según los expertos, a la espera de la acción del Banco Central Europeo (BCE).

“La subida de tipos ayudará en un tiempo relativame­nte corto, pero los subsidios del Gobierno empeorarán la situación porque retrasarán la bajada de la demanda”, apunta el analista Juan Ignacio Crespo. Este matemático, asesor de fondos en Renta 4, cree que los combustibl­es seguirán haciendo daño y que también pasará factura la depreciaci­ón del euro. Ayer rondaba los 1,04 dólares y esto implica, indirectam­ente, más inflación por las importacio­nes de bienes que se pagan con el billete verde.

Roberto Scholtes, director de estrategia de UBS en España, augura que la inflación seguirá por encima del 10% hasta septiembre, por lo menos. Luego, llegará la caída. “En UBS seguimos previendo que la interanual volverá a rondar el 2% en el segundo semestre del 2023”, dice Scholtes. ¿No importa lo que haga el BCE, entonces? No demasiado: “Solo pueden lanzar un mensaje de determinac­ión en la lucha contra la inflación para que se moderen las alzas salariales y dejar de echar leña al fuego”. El economista José Carlos Díez avisa de que “si la guerra en Ucrania y el recorte de gas ruso continúan, lo peor de la inflación llegaría en el invierno”. Las subidas de tipos parecen ineficaces y, si se aceleran, pueden provocar una crisis financiera, añade Díez.

La guerra agrava un problema que ya era grave en febrero y que amenaza con hundir la economía

Los expertos creen que la subida de los tipos por parte del BCE será ineficaz al menos a corto plazo

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César Range La cesta de la compra de las familias se ha disparado en el último año
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