Turquía reclamó ayer mismo a Suecia y Finlandia la extradición de 17 kurdos
Ankara no pierde el tiempo y ayer mismo reclamó la extradición “de 33 terroristas”, al amparo del memorando recién firmado con Suecia y Finlandia para desbloquear su ingreso en la OTAN. Al primer país le pide la entrega “de 11 miembros del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y 10 de FETÖ”, siglas que designan a la cofradía de Fethullah Gülen, condenada por golpismo.
A Finlandia, el ministro de Justicia, Bekir Bozdag, le reclama seis “terroristas” kurdos y seis cofrades. Suecia ha aclarado que las extradiciones las decide un juez y que nadie con pasaporte sueco será entregado.
Turquía sorprendió a sus socios de la OTAN en mayo al bloquear la adhesión de los dos estados nórdicos y volvió a sorprenderlos anteanoche al desbloquearla al filo de la inauguración de la cumbre.
El presidente Recep Tayyip Erdogan ha presentado el acuerdo firmado por los tres ministros de Exteriores como un éxito, que recoge todas sus preocupaciones e incluye un mecanismo de seguimiento.
Como el PKK ya está catalogado como organización terrorista por la UE, en Turquía se resalta la inclusión de su rama político-militar siria, PYD-YPG, en la misma categoría. Ankara espera que cunda el ejemplo, pero EE.UU., Francia o el Reino Unido siguen apoyando al grupo, al que presentan como aliado contra Estado Islámico.
Otra contrapartida obtenida por Turquía traslució ayer mismo, cuando la subsecretaria de Defensa de EE.UU., Celeste Wallander, manifestó que “la modernización de la fuerza aérea turca refuerza la seguridad de la OTAN”. Una admisión en clave de que el desbloqueo de la adquisición de 40 F-16 ya pagados por Ankara estaría al caer.
Erdogan, en resumen, ha comprado en Madrid un año de tranquilidad antes de las elecciones y, quizá, para lo que venga después, ante la incertidumbre del resultado y algunos ánimos revanchistas.