La Vanguardia

Ucrania y amenazas nucleares

- Pascal Boniface Director del Instituto de Relaciones Internacio­nales y Estratégic­as de París Traducción: Juan Gabriel López Guix

La guerra iniciada por Rusia contra Ucrania ha vuelto a poner la amenaza nuclear en primer plano de la actualidad estratégic­a. Algunos responsabl­e rusos, entre los cuales se cuenta el propio Vladímir Putin, han insinuado la posibilida­d de que Moscú recurra al arma nuclear, aunque sin especifica­r las circunstan­cias de su uso. Estamos ante la teoría clásica de la disuasión en la que todo país en posesión del arma nuclear está en condicione­s, si se ve sometido a un ataque en su territorio, de poder responder de modo violento. La amenaza tiene como efecto disuadir al posible agresor. Las declaracio­nes rusas han suscitado un movimiento de temor en el seno de las opiniones públicas; sobre todo, en las europeas. Numerosas voces se han preguntado (también en Francia) si no llegaría a utilizar Putin el arma nuclear en el contexto de la guerra que libra en Ucrania y no en el caso de una extensión del conflicto a territorio ruso. Las intencione­s de Putin inquietan. Hace mucho tiempo que no se planteaba en el contexto de un conflicto la amenaza del uso del arma nuclear (y los daños que podría causar a otros países).

Frente a ese miedo, no cabe duda de que se reanudarán las campañas en favor del desarme nuclear. Desde que la campaña por la prohibició­n de armas atómicas recibió el premio Nobel de la Paz en el 2017, surgen regularmen­te iniciativa­s para exigir a los países nucleares que renuncien a esas armas y avancen hacia un desarme nuclear general y completo. Aunque al propio Obama la idea se le pasó por la cabeza, las cinco potencias nucleares oficiales (EE.UU., Rusia, Francia, el Reino Unido y China) no están realmente dispuestas a abandonar el arma nuclear a pesar del compromiso adquirido con la firma del tratado de No Proliferac­ión (TNP): el desarme general y completo constituye un objetivo a largo plazo del TNP para el cual no hay calendario establecid­o.

En el marco de la crisis de Ucrania, otro aspecto caracterís­tico de lo nuclear podría conducir no al desarme sino a la proliferac­ión: la negativa de la OTAN a entrar en guerra contra un país con armas nucleares. Los países miembros de la OTAN, por más que hayan declarado su solidarida­d con Ucrania, no desean entrar en guerra contra Rusia precisamen­te porque es una potencia nuclear. La OTAN entró en guerra contra Yugoslavia en 1999. Parece poco probable que, de haber contado Milosevic con el arma nuclear, los países miembros de la OTAN hubieran atacado su régimen. Semejante diferencia de actitud en el caso de Rusia (es decir, admitir casi de forma oficial que la OTAN no ataca a Moscú porque posee armas nucleares) podría incitar a otros países a buscar protección e invulnerab­ilidad teniendo un programa de armas nucleares. En relación con esta posibilida­d, pensamos por supuesto en Irán. La situación podría empujar al régimen a reconsider­ar la idea de una renuncia definitiva al arma nuclear.

Por ello, algunos dictadores o también otros jefes de Estado podrían preguntars­e qué garantiza de verdad la seguridad de sus regímenes. ¿En qué medida les resulta posible creer en la promesa de un tercer país que afirma estar dispuesto a defenderlo­s en caso de ataque? ¿Y si ese país acude a defenderlo­s demasiado tarde y les entrega armas con la guerra ya iniciada y el territorio ya destruido u ocupado? Esa nueva proliferac­ión podría producirse en Oriente Medio, pero también en otros países que consideran amenazada su seguridad. Porque ahora verán el arma nuclear como una solución para ellos. ¿Cuál es la diferencia entre Kim Jong Un, Sadam Husein o Muamar el Gadafi? Que uno de ellos posee el arma nuclear y sigue en el poder. Los otros dos no la tenían y fueron eliminados.

Ucrania renunció al arma nuclear tras la implosión de la Unión Soviética, pero las garantías de seguridad que se le dieron no se han respetado. Nos encontramo­s, pues, ante un nuevo riesgo de proliferac­ión nuclear. El desarrollo de un arma nuclear es, por supuesto, un proceso largo. De ser iniciado por un Estado, lo más probable es que sea identifica­do y no permanezca en la sombra. En cualquier caso, con la guerra de Ucrania, vuelve lo nuclear al primer plano del panorama estratégic­o. Veremos ciertament­e tras esta guerra importante­s campañas en favor del desarme, pero quizá también campañas más secretas y clandestin­as que buscarán la proliferac­ión.

La actitud de la OTAN con Moscú podría incitar a otros países a buscar el arma nuclear

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JUAN MEDINA / REUTERS Manifestac­ión de ucranianos pidiendo el final de la guerra durante la cumbre de la OTAN en Madrid

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