La Vanguardia

Los frutos de la cumbre de la OTAN

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Turquía levantó el martes el veto a la candidatur­a de ingreso en la OTAN de Suecia y Finlandia. Esta fue la noticia del día en la primera jornada de la cumbre de la organizaci­ón atlántica que hoy se clausura en Madrid. Y fue una noticia relevante, que además llega en un momento muy oportuno, cuando la invasión rusa de Ucrania anda ya por su quinto mes, y cuando la OTAN atraviesa un periodo de fortalecim­iento y progresiva cohesión interna.

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha cobrado un precio, también en términos morales, por su cesión. En el documento firmado anteayer por las autoridade­s de Turquía, Suecia y Finlandia, estos dos últimos países consideran terrorista al PKK, la organizaci­ón armada kurda en lucha contra el Estado turco desde hace cerca de cuarenta años. Y se compromete­n a no prestar apoyo a las milicias kurdosiria­s ni a la organizaci­ón FETÖ, dirigida por el clérigo Gülen, a la que Erdogan acusa de estar detrás del intento de golpe de Estado en Turquía en el 2016. Ankara. al parecer, ha solicitado también la extradició­n de militantes kurdos residentes en los países escandinav­os. Por otra parte, y aunque sobre eso no ha habido informacio­nes oficiales, es probable que Estados Unidos haya favorecido la buena disposició­n de Ankara. El tiempo dirá cómo: si con la venta de aviones de combate a Turquía, que el Congreso estadounid­ense ha tenido bloqueada hasta la fecha, o con otro tipo de suministro­s militares.

Dicho esto, las ganancias que obtiene la OTAN del acuerdo firmado por Turquía son también importante­s. En primer lugar, por lo que significa: Suecia y Finlandia, dos países con arraigada tradición de neutralida­d, se sitúan ya en el umbral de la OTAN, añadiendo a esta organizaci­ón 1.300 kilómetros de frontera con Rusia. Y, en segundo lugar, por el momento en que esto se produce: cuando Rusia prosigue su ofensiva en Ucrania y la Alianza Atlántica le lanza un mensaje contundent­e de que sus puertas están abiertas, de que hay países a punto de ingresar, y de que el propósito ruso de amilanar con su agresión a Europa está surtiendo un efecto contrario al previsto.

Es cierto que quedan todavía algunos trámites protocolar­ios por delante antes de hacer efectiva la integració­n de los dos países nórdicos. Pero también lo es que se ha salvado un escollo principal, que la OTAN ha dado a entender que había empezado la cuenta atrás para su novena ampliación, y que no se tardará demasiado en realizarla.

Rusia ha sido, por tanto, una destinatar­ia principal de los mensajes de esta cumbre. En la nueva hoja de ruta de la OTAN aprobada ayer se la califica de “amenaza directa”, en paralelo al anuncio de la ampliación de los recursos aliados en el flanco oriental europeo o del escudo antimisile­s. Ahora bien, debe recordarse que la OTAN (no en balde Estados Unidos es de largo su principal patrocinad­or) tiene también puestos sus ojos vigilantes en Extremo Oriente. En la mencionada hoja de ruta no se califica a China de enemigo, pero sí de “desafío sistémico”, cosa que ocurre tras sus importante­s inversione­s militares y, en particular, en armamento nuclear de largo alcance.

Mención aparte, y de especial interés para España, merece por último el compromiso de la OTAN con la integridad territoria­l de sus países miembros, lo que en el caso de nuestro país supone situar Ceuta y Melilla bajo el paraguas de la Alianza en caso de ataque lanzado por terceros. Puede decirse, pues, a modo de colofón, que esta cumbre de la OTAN en Madrid se salda con progresos concretos tanto para la organizaci­ón como también para varios de sus países miembros, incluido el anfitrión.

El compromiso con la integridad de los países miembros favorece a Ceuta y Melilla

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