Pacquiao se acerca al Barça
La leyenda del boxeo visita el Camp Nou y desea comprar casa en Barcelona
Es mi primera visita a Barcelona y mi esposa y yo queremos comprarnos una casa”
Claro que echo de menos el ring, ¡soy un boxeador!; estos meses decidiré si vuelvo”
Un día, si dios quiere, llegaré a la presidencia y limpiaré la corrupción”
Estoy muy orgulloso de haber ganado a De la Hoya, era mi ídolo, el ‘golden boy’” Manny Pa+quiao
Manny Pacquiao, Pac man ,43 años, es leyenda del boxeo, senador en Filipinas y un tipo afable que no negó a nadie –y fueron muchos– una fotografía durante su visita ayer al Camp Nou y al Museo del Barça, acompañado de su esposa y cuatro hijos, que están visitando Europa por turismo. Y algo más. “Barcelona me ha gustado mucho. Mi mujer (Jinkee) y yo queremos comprarnos una casa, mis antepasados eran españoles”, señala a este diario.
A tal señor, tal honor. El presidente Joan Laporta, que cumplía 60 años, mostró el estadio a Pacquiao, uno de los mejores boxeadores de todos los tiempos –ha ostentado el cetro mundial en ocho categorías– y departió unos minutos con obsequio de una camiseta azulgrana.
“Cuando me he enterado que estaba en el Camp Nou he venido pitando. Es increíble que sea tan sencillo aquí y se transforme en el ring. En el mundo del boxeo, a Manny se le respeta y se le quiere”, comenta el barcelonés
César Córdoba, ex campeón del mundo de kickboxing.
De fútbol, la verdad, Pacquiao sabe poco. Filipinas son islas de baloncesto y boxeo. Durante la visita al museo, su director, Jordi Penas, le descubrió a Paulino Alcántara, el hispano-filipino que ocupa la séptima plaza en el escalafón de goleadores del club o la primera por el coeficiente de tantos por partido jugado. Y supo, también, que Pau Gasol, al que había visto muchas veces en Los Ángeles, tenía pasado azulgrana.
Y posó todo lo que se pidió. Pura escuela de Las Vegas, donde
disputó la mayoría de grandes combates, enfrentamientos legendarios: De la Hoya, Cotto, Mosley, Mayweather y Márquez –en cuatro ocasiones–, compensados por bolsas astronómicas (más de 500 millones de dólares a lo largo de su carrera, de los que 130 fueron por el match con Floyd Mayweather del 2015, en el que perdió la corona del peso welter).
Ya antes de su retirada provisional, en agosto del 2021, Manny Pacquiao, el ídolo popular de un gran país de autoestima baja, había entrado en política con el lema de todos –acabar con la
corrupción, ayudar a los pobres– y la ventaja de muy pocos: la política no le da dinero, se lo quita.
He aquí la entrevista con este diario, en el Museo del Barça. –¿Primera visita a Barcelona? –Sí, Me gusta Barcelona y estoy feliz porque mis antecesores eran españoles puros. Visitaremos también Madrid. –¿Echa de menos ya el boxeo? –¡Claro! Soy un boxeador. –¿Cómo hace para olvidarlo? –Me sigue gustando el boxeo. –¿Volverá al ring?
–Aún no lo se, vamos a decidirlo en los próximo meses. Vivo en Filipinas porque soy senador aunque mi mandato expira en julio.
–¿Confía en que el flamante presidente Marcos sea honesto, a diferencia de sus padres?
–Sí, espero que lo sea, sirva al pueblo y luche contra la corrupción . No me gusta la corrupción y me gustaría echar a todos los corruptos. La corrupción es el cáncer de Filipinas. A mediados del siglo XX, Filipinas era el país más rico de Asia.
–¿Concurrirá a la presidencia en el futuro?
–Un día, si dios quiere, llegaré a la presidencia de mi país y limpiaré la corrupción. Sí, todavía aspiro a Malacañang. –¿Qué le falta para ello? –Más experiencia. Lo que quiero es crecimiento y desarrollo. Disciplinar a los políticos. Y no me dan miedo.
–De la Hoya, Márquez, Mayweather... ¿cuál aún le ronda en la cabeza?
–La pelea con De la Hoya. Cuando le reté, era muy grande, el golden boy. Estoy orgulloso de haberle ganado pero nunca imaginé que pelearía contra mi ídolo. Fue un privilegio, también una pena.