La Vanguardia

Un Mundial para crecer

Terrassa estrena su primer campeonato del mundo femenino, con el que las ‘redsticks’ ansían volver a las medallas y desbordar el ámbito familiar de este deporte

- Toni López Jordà Terrassa

Treinta años después de aquella noche de oro del 7 de agosto de 1992 con gol de Eli Maragall en la prórroga, el Estadi Olímpic de Terrassa se prepara para acoger desde mañana otro acontecimi­ento histórico: su primer Mundial de hockey. Se corrige medio siglo de anomalía, que la cuna del deporte del stick en España no hubiera organizado un torneo planetario. Las redsticks, como se conoce al equipo español femenino, abrirán el programa ante Canadá (21.30 h), en el que esperan que sea el primer paso hacia las medallas y la semilla de una nueva era para el hockey femenino.

“El Mundial dará visibilida­d al hockey y al deporte femenino; es

una oportunida­d muy importante para mostrar al público, a la gente que no suele ver este deporte de alto nivel, de lo que son capaces las atletas, la intensidad, el físico, la habilidad... En directo es espectacul­ar”. Lo tiene muy claro Adrian Lock, el selecciona­dor femenino desde enero del 2013: este Mundial debe tener un efecto trampolín para una disciplina que ha quedado históricam­ente atrapada en sus reductos de origen, familiar y geográfico, básicament­e concentrad­o en clubs de Catalunya, Euskadi y Madrid.

A pesar de la larga tradición del hockey en el país, con clubs de más de 80 años o una Federación centenaria, su presencia en el panorama polideport­ivo español es muy reducida: las licencias no llegan a las 15.000, con unos 140 clubs. Para hacerse una idea de su dimensión, el omnipresen­te fútbol tiene casi 700.000 fichas (solo

de jugadores), el baloncesto, 272.000; el balonmano, 90.000...

Y comparado con otros países, el referente de Países Bajos, gran dominador del hockey, dispone de 16 veces más licencias (251.000), con una población que es solo un tercio de la española. Cuestión de cultura deportiva.

Y, aun así, un deporte tan pequeño sigue dando réditos. Y más que quiere y que puede dar. “Estamos viviendo una época social en los últimos 10-15 años, trabajando para la igualdad de género en el deporte; este Mundial es algo que resalta y da visibilida­d al hockey, un deporte que quiere crecer y atraer a más jugadoras y jugadores para practicarl­o”, comenta Lock, que ha sido el gran transforma­dor de la selección española al devolverla al máximo nivel, con el bronce mundial del 2018 y el bronce europeo del 2019, después de una sequía de 15 años sin medallas.

En el 2012, la selección que había sido oro olímpica y dos veces plata europea tocó fondo al no clasificar­se para los Juegos de Londres. Desapareci­eron las becas y las jugadoras tuvieron que arremangar­se, organizars­e, comprar material, entrenarse solas... “Estábamos en el pozo, sin recursos para nada. Aquello duró dos temporadas. Estuvimos dos años entrenando muchísimo, hasta que nos clasificam­os para los Juegos de Río (8.ª) y allí empezó el repunte”, explica María López (32), del Club de Campo, junto a Gigi Oliva, una de las capitanas del equipo.

Después de mucho picar piedra llegaron los frutos, los referidos bronces, y España regresó a la élite: ahora es la 8.ª selección del ranking. “Las medallas del pasado demuestran lo que es factible para ellas. Tenemos un equipo de alto nivel, capaz de competir contra las mejores del mundo, estamos

“El Mundial dará visibilida­d al hockey y al deporte femenino; es una oportunida­d para todos”, dice Lock

en esa media tabla de 8.º- 6.º, que está muy bien, pero hemos evoluciona­do el juego hecho los últimos 9 años hasta Tokio y tenemos el reto de entrar en el top 3 mundial, es factible realmente con el equipo que tenemos y la forma de jugar”, comenta Lock, aferrándos­e a ese perfil de juego “más atlético, que permite ciertas cosas”.

Cosas como atreverse a derrotar a una potencia como Alemania para ganar un bronce mundial, o a pensar en colgarse otro metal en casa. “El objetivo, aunque no se diga para no ser gafe, siempre es medalla, y más con los últimos años que llevamos trabajando mucho y muy bien”, comenta Maialen García (32), del Júnior, con licencia para soñar. “Las medallas del 2018 y 2019 fue como abrir la lata. A este Mundial llegamos sabiendo ya jugar una semi mundial, con experienci­a, y estar en casa, con el apoyo de familias y amigos, con toda la repercusió­n, nos da un plus de motivación. No es presión; es motivación para hacer algo por lo que trabajamos. Además, hay un aura alrededor de este estadio que nos da una ilusión especial”, dice la donostiarr­a en un Olímpic al sol abrasador de junio.c

“El objetivo, aunque no se diga para no ser gafe, siempre es medalla, y más jugando en casa”, señala Maialen García

 ?? DAVID RAMÍREZ / RFEH ?? Gigi Oliva (23), Coti Amundson Teves (13) y Belén Iglesias celebran un gol con las redsticks
DAVID RAMÍREZ / RFEH Gigi Oliva (23), Coti Amundson Teves (13) y Belén Iglesias celebran un gol con las redsticks

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