Los niños que leen a diario ganan más de un curso respecto a los que no lo hacen
La lectura por placer está asociada a la competencia lectora: los informes de PISA detectan una diferencia crucial entre los estudiantes que leen o no leen por placer, incluso aunque estos últimos dediquen más tiempo a la lectura. En promedio, los alumnos de 15 años que leen diariamente por placer tienen una puntuación superior a un año y medio de escolarización respecto al resto (OCDE 2015).“Las investigaciones internacionales (PISA, PIRLS) indican que en la infancia y la adolescencia el problema es la comprensión lectora”, expone el profesor de Granada Fernando Trujillo. Una baja competencia lectora es indicador fiable de fracaso escolar y abandono prematuro de los estudios porque entender la comprensión de un texto es básico para el aprendizaje y para el desarrollo de cualquier actividad escolar. Tanto es así que el pedagogo Gregorio Luri afirma que “podemos predecir con bastante exactitud qué alumnos triunfarán o fracasarán por su competencia lectora a los 9 años”. Los expertos señalan que no comprender textos complejos no solo conduce a la dificultad de aprender otras materias sino que priva a los jóvenes de disfrutar de la cultura y de una ciudadanía plena (leer un prospecto de medicamento, entender las condiciones de una hipoteca o calcular los ingredientes de una receta).
En las últimas evaluaciones de competencias básicas a alumnos de 4.º de la ESO en Catalunya indican que el 35% de los jóvenes tienen una competencia lingüística de nivel medio bajo o bajo. Esto está en consonancia con los resultados de primaria (datos de 2021) 1 de cada 10 niños pasa a la ESO sin
comprender lo que lee y 1 de cada 4 tiene un nivel bajo o medio bajo.
“Sin desdibujar la gravedad de estos datos hay que señalar que mantiene una línea similar desde que hay registros”, explica Joan Cuevas, director general del Departament d’educació. No obstante, asume la necesidad de mejorar la comprensión lectora que afecta al resto de aprendizajes. “Estamos analizando cómo podemos ayudar al sistema educativo, que ya tiene sus planes de lectura, pero es cierto que hasta ahora no se ha mejorado significativamente. Desde el Departament de Cultura se ha impulsado un plan nacional de fomento de la lectura, con el sector editorial, y el ámbito educativo es importante. Está en fase de prospección y los resultados estarán en el 2023”, anuncia.
Marta López, directora de Lecxit, exitoso programa de fomento de la lectura con mentores voluntarios de la Fundació Jaume Bofill, cree que en la escuela se enseña bien a leer, pero que la comprensión lectora depende también del hogar. “El hábito lector se adquiere en casa, con modelos positivos, ratos de calidad y clima adecuado...”. Eso es mayor en hogares donde hay libros y los padres leen (hay el equivalente a medio curso de diferencia). Por este motivo la Bofill ha iniciado un programa para ayudar a familias con poca competencia lectora.
“Estoy de acuerdo que la familia tiene un papel importante, pero a veces falla, y suele fallar en contextos socioeconómicos vulnerables. En la escuela tenemos a todos los niños y podemos reforzar el hábito lector, pero hay que invertir, crear bibliotecas en todos los centros, con personal adecuado, actualizar los fondos, incorporar nuevos formatos (ebooks, audios) y formar al profesorado”, dice la bibliotecaria Marta Cava.
En el 2019, solo un 58% de las escuelas públicas catalanas disponían de biblioteca, mayormente en centros de primaria. La cifra lejos de mejorar empeoró respecto al 2015 que eran del 79%. Los espacios de los libros fueron ocupados por aulas con los repuntes demográficos y la crisis se llevó por delante otros recursos. “Se ha demostrado –continúa Carme Fenoll, exdirectora de Bibliotecas de Catalunya– que cuando los bibliotecarios y docentes trabajan juntos, los alumnos mejoran no solo en la lectura sino en el aprendizaje en general”.●