Una propuesta arriesgada
Siempre se agradecen propuestas de ficción que tratan de ofrecer algo nuevo y que arriesgan. Recuerdo la serie En terapia. Aquí vimos la versión norteamericana de HBO –con Gabriel Byrne primero y Uzo Aduba después– y en la actualidad también tenemos la francesa en AMC+. En realidad, la serie original era israelí y se titulaba Be Tipul. El protagonista era un psicoanalista y la originalidad radicaba en que cada episodio se centraba en una única sesión de terapia con un paciente distinto cada día de la semana, incluido él mismo con la sesión con su supervisora los viernes. Una propuesta más cercana a la estética teatral en la que la palabra, el diálogo y las réplicas eran las grandes bazas a jugar.
Del Reino Unido nos ha llegado ahora Caza al culpable, en Movistar Plus+, un thriller policíaco de Channel 4 que reúne a algunos de los mejores intérpretes británicos, como Joely Richardson, Sam Heughan, Richard E. Grant y James Nesbitt, quien interpreta al protagonista, el detective Danny Frater, que deberá investigar el caso más doloroso de su vida: la muerte de su hija Christina en extrañas circunstancias. Esta serie es también en este caso una adaptación (de la danesa Forhøret) y coincide con En terapia en que cada episodio es un intenso duelo dialéctico entre dos personas.
Aunque los primeros indicios apuntan a un suicidio, el detective Frater, que hacía tiempo no mantenía relación con su hija, está convencido de que en realidad alguien la asesinó. Con ese objetivo, interrogará en las siguientes 24 horas a las personas más cercanas a su hija para descubrir qué sucedió y al mismo tiempo tratar de conectar de nuevo con ella ahora que la ha perdido para siempre. En cada uno de los ocho episodios entrevista a un sospechoso diferente de ser el responsable de la muerte de su hija y le pone contra las cuerdas. Se enfrenta desde al padrino de Christina, a su pareja y a su madre (su exmujer) hasta a un empresario o un expolicía corrupto.
Quizás el resultado final de Caza al culpable no sea el que cabría esperar viendo el reparto del que goza y el convincente primer episodio, sobre todo con ese devastador momento en que Frater descubre que su hija ha muerto. El interés por descubrir la verdad de lo que ocurrió con Christina y la corta duración de los episodios (alrededor de 20 minutos cada uno) juegan a favor de una serie que quizás no convencerá a los fans de los thrillers más convencionales pero que, como mínimo, trata de aportar algo nuevo.●